Reivindicación del trabajo que no se ve

Creo que la democracia municipal y la participación ciudadana han hecho avanzar en el conocimiento que los vecinos y vecinas tienen de sus ayuntamientos. Pienso que saben cómo se funciona, qué competencias gestionamos, que presupuesto manejamos desde su administración más cercana, quienes son sus concejales y áreas y, sobre todo, cuál es la gestión que se desarrolla.

Pero con ser eso cierto, pienso que hay una labor diaria, un trabajo continuo y unos cometidos cotidianos que tal vez no se perciban en su totalidad e incluso no se valoren en su justa medida. Me refiero a las decenas de reuniones que semanalmente mantenemos con técnicos para poner en marcha proyectos. A las citas con responsables políticos para gestionar ideas que luego convertimos en realidades. A los encuentros con ciudadanos concretos, empresarios, representantes de trabajadores, asociaciones, colectivos y entes a los que tenemos la obligación política de atender y practicar eso que ahora se denomina con el término “escucha activa”. Estoy hablando de personas físicas y concretas con problemas o demandas que plantean y que intentamos solucionar. Pero me refiero también a la asistencia a actos que en diario o festivo debemos, por responsabilidad institucional y respeto ciudadano, realizamos. Es nuestra obligación y mal hace aquel político que no lo hace o solo lo realiza de manera impostada o por interés electoral o puro hábito protocolario. Cuando nos presentamos a las lecciones nadie nos obligó y sabíamos que gobernar o ser representante político conlleva esa labor. Yo, personalmente, la llevo a cabo son sumo gusto y comodidad. Me gusta pisar el suelo que pisan mis vecinos y vecinas y necesito saber lo que hacen y lo que piensan. Es la mejor manera de acertar en las decisiones que debemos de tomar.

Esa labor de lo cotidiano, de lo diario, ese “trabajo que no se ve” pero que necesita muchas horas de lunes a domingos y del día a la noche, es lo que en esta columna que este medio me brinda -y agradezco- es lo que reivindico. Una reivindicación del trabajo de los políticos en esa parte sin fotos, sin declaraciones, sin protagonismos y no visible pero no por ello menos importante. Es la gestión “mínima” constante que en su suma diaria te lleva al resultado global. Eso también modela el carácter de los que somos representante público y muy especialmente a los que tenemos la suerte y el inmenso honor de ser alcaldes de nuestras ciudades y pueblos. En palabras de uno de los grandes líderes políticos de la historia y que fue primer ministro del Reino Unido, Winston Churchill, "El carácter se manifiesta en los grandes momentos, pero se construye en los pequeños"