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Ignacio García de Vinuesa, Exalcalde de Alcobendas

Arenas movedizas

Arenas movedizas

Ignacio García de Vinuesa

martes 11 de junio de 2024, 12:27h
Las recientes elecciones al Parlamento Europeo se han celebrado sin que la gran mayoría de los votantes españoles tuvieran claro que tipo de programa defendía la opción que eligieron. Todos los medios que hemos tenido a nuestro alcance han dedicado mucho espacio a hablar de estas elecciones, pero muy poco al contenido político de las diferentes propuestas.

Nada nuevo. Lo mismo que viene pasando desde que Sánchez es presidente. Va a cumplirse un año desde la celebración de las Elecciones Generales del 23J, y durante todos estos largos meses no han aparecido iniciativas políticas que podamos recordar, salvo la nefanda ley de amnistía.

Pedro Sánchez perdió aquellas elecciones, pero no su enfermiza autoestima. Compró al precio que le pidieron los votos que necesitaba, y desde entonces las prioridades de los españoles son los que marcan sus prestamistas.

En el Congreso no hay actividad política, solo bronca, insultos y mentiras, muchas mentiras. Sánchez y su gobierno están entregados a las exigencias de sus socios de conveniencia, y así es imposible atender las prioridades y necesidades de los españoles. El pánico a perder sus apoyos atenaza la labor de gobierno, y para intentar no quedar en evidencia en cada sesión, cosa que no consiguen, han diseñado la estrategia del fango y de los bulos.

Sánchez cuenta con una enorme corte de asesores, pero no de los que le brindan brillantes ideas para mejorar la economía, la educación o la sanidad. No, le asesoran en como poder echar la culpa de todos sus carencias y desmanes a la derecha y a la ultraderecha, al tiempo que le aconsejan extravagantes maniobras como la de su retiro espiritual, pretendiendo humanizar a quien no es mas un experto en supervivencia.

A Sánchez no le importamos los demás ni una higa, él es el centro de su vida y para blindarse está dispuesto hasta a utilizar como munición su entorno familiar.

Pero la realidad es tozuda incluso para Sánchez. Y las sombras que le acechan cada vez son más densas. Está rodeado de graves sospechas investigadas por los juzgados que afectan a exministros, amiguetes y hasta familiares muy próximos. Pero todo son bulos y fango.

Ni una sola explicación. Solo cartas declarando lo mucho que quiere a su mujer, como si eso fuera lo que preguntan los jueces.

Sánchez se cree el gran líder progresista de Occidente, y por ello nos exige pleitesía. Progresista, su gran amuleto. ¿En qué ha progresado España con Sánchez? ¿Qué leyes se han aprobado que supongan un progreso? ¿Cuál era su programa para Europa? Nada, humo, perdón fango. Sánchez detesta que la mitad de los españoles no pensemos como él. Somos fango.

Ojo, Sánchez, a veces el fango se convierte en arenas movedizas.

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