Está iniciativa consiste en que los agentes, de paisano, vigilen los parques públicos, el entorno de las áreas para perros en libertad y las habilitadas para la defecación de los canes, y también aquellas zonas con una mayor problemática en la ciudad, con especial atención al entorno de las zonas infantiles, donde los más pequeños juegan.
Desde el ayuntamiento informan que las vigilancias se han programado en los tres distritos de la ciudad y en las horas habituales en que los propietarios sacan a los perros: a primera hora de la mañana, a medio día y por la tarde-noche.
La Ordenanza de Animales es clara y meridiana en este sentido, pues el artículo 11 establece que “el poseedor de un animal deberá adoptar las medidas necesarias para evitar que ensucie las vías y espacios destinados al uso público urbano, procediendo en su caso a la limpieza”.
Por último y no menos importante, la normativa prevé sanciones que oscilan desde los 30,05 hasta los 1.202,02 euros. Para determinar la cuantía definitiva se tendrá en cuenta la reincidencia, así como la zona de la infracción, castigando especialmente las aceras y las zonas de juego infantiles.