Voy a visitar a mi amiga Adriana a Tres Cantos. Estudió conmigo la carrera y tiene, como yo, la fortuna de tener un trabajo que le encanta. Vive con su novio en un bloque de pisos bastante nuevo. Pudo acceder a él pagando un alquiler muy razonable. ¿El motivo? Allí si han construido vivienda pública para que los jóvenes de Tres Cantos tengan acceso asequible a un piso y no tengan que irse de su ciudad. ¿Cuántos jóvenes de Sanse se van de aquí al no poder pagar un piso? Demasiados. ¿Quién puede independizarse en Sanse? Casi nadie.
Seguimos. Damos un paseo antes de sentarnos a tomar un café en una terraza. A nuestro alrededor, antes de llegar, pasamos por zonas verdes, ajardinadas, perfectamente cuidadas. Pregunto si son nuevas, si tienen poco tiempo. Y me dice que algunas llevan allí toda la vida. Simplemente están muy cuidadas. Igualito que en Sanse pienso, donde tenemos los parques hechos un desastre.
También a nuestro alrededor las aceras están limpias y el asfalto del suelo está perfecto. Una maravilla. ¿Acaban de asfaltar?, pregunto. La respuesta es también negativa. Se asfaltan cada año las calles que lo necesitan y se hace en verano, cuando menos molestias genera al vecino. ¡Qué envidia, pienso! En Sanse tenemos las aceras llenas de suciedad y ahora quieren asfaltar lo que lleva años abandonado, con un resultado que está siendo horroroso.
Me voy de Tres Cantos tras un par de horas con mi amiga. Y me voy con una sensación amarga. Es una pena, pero San Sebastián de los Reyes tiene hoy muchísimo por mejorar por culpa de una gestión del actual Gobierno muy mala. Y es imposible maquillarlo. Ningún joven puede estar conforme con cómo está hoy nuestra ciudad. El cambio es imprescindible. Sí. Las comparaciones son odiosas.