El colectivo pide ahora que los más de 600.000 euros -entre gastos directos e indirectos- que suponen al año la organización de estos eventos se destinen a paliar las consecuencias de la crisis sanitaria y económica del COVID-19.
En un comunicado conjunto, Animalistas Sanse y la Peña Ferdinand celebran que “se hayan impuesto la sensatez y la cordura” para suspender finalmente las fiestas de agosto. “Lo contrario hubiera supuesto un grave ejercicio de irresponsabilidad política y una seria amenaza para la salud de los vecinos”, matizan en el escrito.
Ambos grupos reclaman que el siguiente paso es “apostar por un modelo de festejos” basado en la cultura, la innovación, la participación popular y los valores éticos.