Una especie de postizo “okupa” de nuestro rostro que en muchas ocasiones resultaba molesto pero que, a pesar de ello y a diferencia de otros países, en España, su uso masivo y correcto, ha servido para mostrar en una nueva ocasión la madurez, responsabilidad y civismo de los españoles. Como no podía ser menos, en San Sebastián de los Reyes, ha ocurrido igual que en el resto del país. No ha habido rechazo, su uso ha sido generalizado, se ha cumplido la norma dictada y no ha habido ningún altercado o conflicto por su incumplimiento. Sanse es una ciudad responsable y sus habitantes unos ciudadanos ejemplares.
Por todo ello, por todo este tiempo, quiero daros desde esta tribuna las gracias por ese comportamiento y la respuesta a la llamada de las autoridades a utilizar los tapabocas o mascarillas en todo momento y lugar requerido.
Como símbolo de un perverso tiempo del que pasamos página -espero que definitivamente- quiero ver esta decisión del Gobierno de España del no uso obligatorio ya de las mascarillas salvo las excepciones recomendadas por el bien común como en hospitales, farmacias, residencias de mayores, transportes públicos u hospitales. Me parece acertada la decisión y correcto el tiempo en el que se adopta, cuando la pandemia se va, los contagios se reducen enormemente, la población vacunada es altísima y la presión hospitalaria es mínima.
Recuperamos la normalidad, nos liberamos de una mascarilla que como el famoso soneto de Quevedo nos recordaba aquello de “Érase un hombre a una nariz pegado”, solo que adaptado contemporáneamente, quinientos años después, diría “Érase un hombre y una mujer a una mascarilla pegados”.
Con responsabilidad y con la prudencia de la que habéis hecho gala, disfrutemos de los nuevos tiempos. Y como siempre me gusta repetir, seamos optimistas porque “Lo mejor está por llegar”.
Si (
No(
