La Comunidad de Madrid ha anunciado el lanzamiento de una campaña preventiva destinada a controlar la oruga procesionaria en los pinares de la región. Aunque la presencia de estos lepidópteros no representa un riesgo directo para la masa forestal, sí pueden causar alergias y afectar la salud visual tanto de personas como de animales que entren en contacto con ellos o con los pelos que desprenden.
Para evaluar la infestación en más de 65.000 hectáreas de pinos, el Cuerpo de Agentes Forestales ha llevado a cabo observaciones durante los meses de febrero y marzo en 568 rodales. Además, se han realizado seguimientos en 14 puntos clave que permiten prever el momento de eclosión de los huevos. Las áreas más críticas identificadas son las que albergan Pinus pinaster, situadas al pie de la Sierra de Guadarrama, así como Pinus halepensis, presente en el este y sureste madrileño.
Medidas a implementar
Con base en los datos recopilados y las solicitudes recibidas por parte de los ayuntamientos, técnicos de la Consejería de Medio Ambiente, Agricultura e Interior han evaluado diversas localizaciones, momentos y medidas necesarias para mantener niveles adecuados desde una perspectiva ambiental, al tiempo que buscan reducir su presencia en zonas frecuentadas por personas.
El plan incluye la instalación durante los meses estivales de 1.200 trampas de feromonas para capturar mariposas macho durante su periodo de vuelo, especialmente en áreas con baja infestación. En septiembre y octubre se colocarán otras 300 cajas nido para aves insectívoras y murciélagos, que se alimentan de las primeras orugas del otoño.
Tratamientos ecológicos
Entre octubre y noviembre también se llevarán a cabo tratamientos con bioinsecticidas utilizando equipos terrestres equipados con Bacillus thurigiensis var kurstaki. Este producto es comúnmente empleado en agricultura ecológica, cuenta con clasificación ambiental AAA y actúa específicamente contra estos insectos sin afectar a otras especies protegidas.
Finalmente, entre diciembre y enero se instalarán trampas de anillo en espacios recreativos donde hay un arbolado disperso y gran afluencia de personas y mascotas. Esta barrera física evitará que las orugas desciendan hasta el suelo durante el periodo en que forman sus procesiones.
La oruga procesionaria forma parte del ecosistema pinariego en la Península Ibérica. Su notable capacidad adaptativa permite que, bajo condiciones climáticas favorables, sus poblaciones aumenten naturalmente, lo que puede resultar en importantes defoliaciones invernales. Sin embargo, los árboles suelen recuperarse durante la primavera. Anualmente, todos los mapas sobre su afectación e índices son publicados en la web institucional.