Ya no valdrá, por tanto, lo de llegar a la playa y tumbarse bajo la primera sombrilla que uno vea. Así lo refleja el borrador elaborado por el Instituto de Calidad Turística de España (ICTE) en colaboración con las comunidades, ayuntamientos y sindicatos.
El gestor de la playa (normalmente son los ayuntamientos, aunque algunas dependen de la dirección de Costas) elaborará un plan de contingencia para determinar cuál es la capacidad de la misma y, en función de ello, determinará la cantidad de personas que pueden estar en ella. Para valorar el aforo se tendrá en cuenta las características de la playa. Por ejemplo, si tiene mareas tendrá menos capacidad, pues a una determinada hora habrá menos espacio para los bañistas.
También se valorará si hay espacios habilitados para otros usos: como chiringuitos o parques infantiles, por ejemplo.
Una manera para definir la capacidad de la playa, por ejemplo, es dividir la superficie total entre la distancia mínima de seguridad que Sanidad dice que tiene que haber entre las personas o grupos. Por ejemplo, tres amigas que estén bajo la misma sombrilla no tendrán que mantener la distancia de seguridad entre ellas, pero sí con el grupo de al lado.