Tropas de la ISAF y al menos 70 agentes especiales de las fuerzas armadas de Afganistán han rodeado el cuartel de la OTAN atacado este martes en Kabul, en el mayor ataque lanzado por los talibán en la capital afgana y han puesto fin al mismo. El ataque ha terminado con al menos 11 muertos -seis de ellos de insurgentes- y 23 heridos. Tras veinte horas de asedio las fuerzas de seguridad han conseguido neutralizar al comando talibán, según un portavoz del Ministerio del Interior de Afganistán. Otras fuentes cifran las víctimas mortales en 14.
"La operación acaba de concluir y seis terroristas murieron a manos de la policía, los detalles sobre las víctimas serán anunciados más tarde", dijo el portavoz Sediq Sediqqi en Twitter.
La serie de ataques comenzó con el lanzamiento de un cohete junto a la legación española, en concreto, cerca de la Agregaduría de Defensa. Según el número dos de la Embajada española, Antonio Guillén, no hay que lamentar heridos. Uno de los primeros objetivos de los terroristas fue el distrito de la ciudad que acoge las embajadas.
Todo comenzó cuando un grupo de terroristas irrumpió en una céntrica plaza de Kabul y se atrincheró en un edificio cercano a la rotonda, intercambiando disparos con las fuerzas de seguridad afganas. Los insurgentes lanzaron desde la azotea del edificio -un rascacielos en construcción- cohetes contra el distrito de las embajadas, en especial contra el cuartel general de la ISAF (las fuerzas de la OTAN) y la embajada de Estados Unidos.
Estados Unidos envió dos helicópteros Black Hawk artillados. Sobrevolaron sobre los insurgentes, diciéndoles desde altavoces que procediesen a rendirse si no querían ser atacados.