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Polémicas declaraciones de Andrés López Obrador

El hijo de la gran chingada

El hijo de la gran chingada

Cabreo general de los españoles del descendiente de un exiliado republicado

jueves 28 de marzo de 2019, 11:16h

Hay cosas que me revuelven las tripas. Como el comentario de ese impresentable presidente que dirige los destinos de esa gran nación hermana que se llama Méjico. Dice este hijo de la gran chingada, que España debe pedir perdón por lo que ha hecho en Méjico. Perdón, ¿Por qué?

Lo que más me revienta de estos comentarios es que los políticos, los nuestros, pasen de largo sobre un tema que nos afecta directamente. Quién debía pedir perdón es el propio Andrés Manuel López Obrador, descendiente de españoles por sus estúpidas declaraciones y la falta de rigor histórico de sus absurdos comentarios.

Sólo a un memo se le ocurre decir esas gilipolleces. Quizás por sus antecedentes españoles republicanos. Es el rencor que todavía perdura, aún sin vivir la época. Será por los cuentos que le contaría su abuelo, Andrés López Ramón, un exiliado español procedente de Ampuero (Cantabria). Debería echar la vista atrás para que su partido, el PRI, pidiera perdón a sus conciudadanos por los desmanes y su corrupción continua.

Pero este es otro tema atado y bien atado.

Dicen las malas lenguas que podría haber estado detrás del asesinato del candidato a presidente de la Republica de Méjico, Luis Donaldo Colosio. No deja de ser una conjetura, pero cuando la ambición de poder llega a esos extremos, cualquiera puede pensarlo. Por aquello de cuando el rio suena…

Por si no lo sabe este imbécil de la política. Seguro que no tiene la menor idea. Voy a transcribir lo que escribió un brillante y conocido filósofo británico, Erasmus Darwin (1731-1802):

“En mis viajes por el inabarcable imperio español he quedado admirado de cómo los españoles tratan a los indios. Como a semejantes han formando familias mestizas y creando para ellas hospitales y universidades. He conocido alcaldes y obispos indígenas y hasta militares, lo que redunda en la paz social, bienestar y felicidad general que ya quisiéramos para nosotros en los territorios que con tanto esfuerzo les estamos arrebatando.

Parece que las nieblas londinenses nos nublan el corazón y el entendimiento, mientras que la claridad de la soleada España le hace ver y oír mejor a Dios. Sus señorías deberían considerar la política de despoblación y exterminio ya que, a todas luces, la fe y la inteligencia están construyendo. No como nosotros creando un imperio de muerte, sino una sociedad civilizada que finalmente terminará por imponerse como por mandato divino.

"España es la sabia Grecia, la imperial Roma, Inglaterra el corsario turco”

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