Parecía desterrado de casa, como si hubiera hecho algo malo y tuviera que aguantar estar lejos de los suyos, pero los buenos siempre vuelven. Y es que en este año convulso repleto de sorpresas, faltaba por llegar el que había sido protagonista de los dos últimos y finalmente Sebastian Vettel volvió a su hogar. Fin de semana perfecto para el campeón del mundo con pole, victoria y vuelta rápida, la cuarta vez en su carrera que lo consigue. Lleva ya 22 victorias, las mismas que Damon Hill y se queda a una de Nelson Piquet, a dos de Juan Manuel Fangio.
El joven alemán hizo lo que mejor sabe, ser el más rápido a una vuelta en la calificación, salir como un cohete azul y, a partir de ahí, marcar un ritmo de mil diablos, para llegar el primero a la línea de meta. Podríamos hablar de estrategias, neumáticos duros o blandos, de degradación, de mil cosas... Pero para resumir la carrera de Vettel no hay nada mejor que eso, salió primero, fue más rápido que el resto de principio a fin y ganó. No hay más. Por detrás sí que hubo más cosas, sobre todo la excepcional carrera de Kimi Raikkonen, el único piloto que en algún momento, tras la segunda parada, parecía que podría batallar por la victoria con el bicampeón de Red Bull. El finlandés salía undécimo y terminó segundo tras unas cuantas vueltas de ésas que sólo él sabe hacer rodando como un trueno en mitad de la arena. Hizo una buena salida, pero después aprovechó la velocidad de su Lotus para adelantar a varios de los mejores: Massa, Alonso, Webber, Button, Grosjean... sólo se le resistió Vettel. Si su tercer stint hubiera sido más largo, probablemente estaríamos hablando de la primera victoria de Iceman en su regreso. Sonreía ayer, levemente eso sí, con ese gesto suyo que parece amenazar con lo que está por venir.
Tras ellos Grosjean, primer podio para un piloto que fue masacrado por Alonso cuando eran compañeros de equipos en Renault y que ayer adelantó al asturiano como quien hunde un cuchillo en la mantequilla. Los coches cambian, los ganadores también, a veces es rápido el Mercedes o el Sauber, otras el Lotus o el McLaren, en ocasiones Red Bull está ahí delante, en otras está incluso Williams, pero Ferrari, salvo el milagro de Malaisia, es el equipo, desgraciadamente, más regular. Fernando terminó séptimo, con problemas con el juego de neumáticos medios de la segunda parada en la que incluso planeó sobre él la sombra de Massa, pero es quinto en la general a sólo diez puntos de Vettel, como se puede leer en la página de al lado y él mismo dice, extraordinario botín con un coche al que deben meter en el reformatorio un tiempo.
Fernando salía noveno, se puso quinto en la salida, pero después la lentitud de su coche hizo que le adelantaran algunos pilotos fácilmente, pero finalmente acabó luchando con el McLaren de Hamilton y casi bate a Di Resta, el hombre de las dos paradas. La estrategia de Force India le llevó a terminar por delante del piloto español.