Mucho se habla en las redes sociales y en el Pleno Municipal sobre la necesidad de reforzar la limpieza, la recogida de residuos urbanos y de reciclaje en la parte urbana de nuestro municipio, pero pocas veces se habla de reflejar esa misma necesidad en los caminos rurales y Vías Pecuarias de nuestra localidad.
Debemos considerar que el presente documento debe ser entendido únicamente como una aproximación, ya que no poseemos los medios necesarios desde la oposición para efectuar un estudio completo.
Aun así, ya en esta aproximación el resultado encontrado es desalentador por lo masivo y peligroso de los materiales vertidos ilegalmente en nuestro término municipal. Efectuamos a finales de octubre de 2020 un recorrido por la zona de Sanse menos concurrida en busca de residuos potencialmente peligrosos de los que ninguna institución ni entidad se ésta encargando de recoger.
Nos hemos centrado en el margen derecho de la A-1, sentido norte, considerando que el espacio natural de Dehesa Boyal, Coto de la Pesadilla, Valdelamasa, etc, contempla una mayor vigilancia dada su especial protección medioambiental y por lo tanto los vertidos ilegales en éstas áreas se encuentran mucho más controlados.
Hemos realizado análisis de los residuos más vertidos en estas zonas.
Los restos de obras y de mudanzas han sido los más voluminosos, seguido de los neumáticos.
Las empresas de reformas, mudanzas o talleres de cambio de ruedas entendemos que tienen un papel muy activo en la diseminación de este tipo de vertidos cuyos tiempos medios de degradación ambiental oscilan entre los cientos y los miles de años. Mención especial por su especial peligro para la salud pública requieren los restos de amianto encontrados cerca de la Fundación Gil Gayarre y en el camino rural paralelo a la vía de servicio de la A-1 sentido norte.
En el mismo punto, frente a Gil Gayarre, aparece la estructura metálica de un coche quemado, que si nadie lo remedia, permanecerá allí unos cuantos siglos. Igualmente llamativo nos ha resultado encontrar material de obra abandonado sin haberse llegado a usar. Restos de la canalización de la A-1 en el Camino del Ejido, postes eléctricos de hormigón en el Camino del Barco o cableado eléctrico de grandes dimensiones entre el Camino Viejo de Barajas y el Río Jarama.
Por último, pero no menos importante, debemos llamar la atención sobre los residuos urbanos y basura de todo tipo y en todos los formatos que hemos encontrado. Con especial preocupación, por los miles de años que tardará en desaparecer, destacamos la montaña de botellas de vidrio encontrada en el Camino Viejo de Barajas.
Ahora bien, ¿Qué podemos hacer para solucionar este problema?
La primera parte pasa por la visibilidad y la sensibilización de la población, pero no podemos quedarnos únicamente en eso. Necesitamos reforzar la seguridad medioambiental con patrullas específicas que vigilen esas zonas para evitar que empresas y particulares las utilicen como vertedero ilegal y gratuito. Poner un cartel no es suficiente. Al mismo tiempo, necesitamos cubrir las zonas rurales en los contratos de limpieza. Nadie entendería que hubiera una montaña de vidrio en la Calle Real durante miles de años porque no se recoge. Exactamente lo mismo debe suceder en el conjunto del término municipal
Si (
No(
