Hasta el próximo 12 de abril puede visitarse en la Plaza Mayor de Alcobendas la exposición Colores del Mundo. A través de 42 instantáneas de fotógrafos de National Geographic, la muestra -organizada por la Fundación La Caixa en colaboración con el Ayuntamiento de Alcobendas- invita a reflexionar sobre el color, un elemento que nos rodea en todo momento y que es capaz de impactar en cómo nos sentimos.
Con la asistencia de la concejal de Cultura del Ayuntamiento de Alcobendas, María José Ortiz; la directora de Área de Negocio de CaixaBank en Alcobendas, María Pilar Iglesias; la responsable de Acción Social de CaixaBank en Madrid, Patricia Ana Almazán; el delegado Territorial de la Fundación La Caixa en Madrid, Javier Verdasco; y la asesora de la muestra, Manuela Pedrón, se ha inaugurado una muestra con 42 instantáneas de fotógrafos de National Geographic en la Plaza Mayor de Alcobendas.
De la mano de prestigiosos fotógrafos de National Geographic -entre los que se encuentran los multipremiados Joel Sartore, Steve McCurry, Michael Nichols, Lynn Johnson, Jodi Cobb, Paul Nicklen o Frans Lanting- conoceremos las connotaciones de los colores en las culturas de todo el mundo a partir de la amplia gama de amarillos, naranjas, rojos, violetas, azules, verdes y blancos.
En las sobrecogedoras fotografías de los brumosos azules de la luz de la mañana, de los vívidos púrpuras y rojos de la puesta de sol, de los intensos verdes de los campos o de los dorados de las hojas del otoño, los visitantes encontrarán una inspiradora reflexión sobre el significado de los colores, sus cualidades y su simbolismo a lo largo de la historia. Una mínima diferencia en la longitud de onda luminosa determina que veamos el color rojo o el azul, y la psique humana ha dotado estos colores de connotaciones que se han generalizado en las culturas de todo el mundo.
La humanidad se ha sentido atraída por los colores desde tiempos inmemoriales. Uno de los primeros colores que se buscaron fue el púrpura de Tiro, usado por los antiguos fenicios y extraído de las glándulas de unos caracoles del mar Mediterráneo. Los costes de producción eran tan elevados que solo los ricos podían permitirse tener prendas con ese tinte, lo que generó para siempre un simbolismo alrededor de este color, también llamado púrpura real.