Las salas cinematográficas están cerradas, pero no por ello el séptimo arte se detiene. Ese sí que es un virus benigno y muy adictivo. Hay que acomodarse a los tiempos y el que nos toca ahora mismo impone que disfrutemos de las películas en nuestro televisor.
Naturalmente, no vamos a encontrar la profundidad del celuloide, ni vamos a disfrutar lo mismo una producción de efectos especiales a no ser que tengamos un monitor tamaño pared. Sin embargo, hay cantidad de filmes que se pueden paladear de la misma forma. Incluso, una buena proporción de los que se producen actualmente están pensados para la pequeña pantalla gracias a la aparición de las plataformas de VOD (vídeo bajo demanda). Así se evitan algunos sustos a aberraciones como a las que pudimos asistir el siglo pasado, antes de que se impusiera el estándar 16:9 actual en perjuicio del 4:3.
Recordemos la espléndida Chinatown. En una secuencia dos de sus personajes están cada uno al extremo de una barca en un lago. Rodada en cinemascope, su paso a la televisión dejaba fuera de la pantalla a ambos. Hubo un canal autonómico que la proyectó así, tal cual, mientras que otro de difusión nacional se decidió por un montaje en el que escogía aquellas partes delfotograma donde hablaba cada uno de los intérpretes. Si Roman Polanski hubiera tenido conocimiento de ello seguro que se habría querellado. Ahora disfrutamos de otro nivel. Apple se ha incorporado a las plataformas VOD, donde ya contábamos con Movistar + y otras empresas al uso. Tenía previsto estrenar su primer largometraje en salas comerciales, El banquero, pero la pandemia ha forzado que fuese directamente a lo que en su día conocimos como paper view. Un biopic sobre los dos primeros afroamericanos dueños de un banco en Texas. Muy convincente y con todo lujo de detalles.
La última en llegar a estos canales comerciales en España ha sido Disney. Desde este mes de abril, a 6,99 euros por mes o 69,9 al año, se puede disfrutar a cuentagotas de su inmenso y familiar catálogo. Entre sus primeros títulos encontramos a Togo, que narra las aventuras del perro que cubrió una considerable distancia por parajes helados para llevar el antídoto contra la difteria que quejaba a los niños de una localidad de Alaska. La historia nos la han contado por medio de Balto, el can que se llevó la fama y que posee una estatua en Central Park, pero el que en la ficción conducía Willen Dafoe fue quien hizo el mayor esfuerzo. Mientras, Netflix sigue a lo suyo, produciendo calidad. Es el caso de Hogar, con Javier Gutiérrez y Mario Casas protagonizando una historia muy atractiva y que no desmerece de las mejores apuestas de la firma, que en los últimos meses han sido muchas y sabrosas. Ahí están los casos de El irlandés, Los dos papas, Historia de un matrimonio y Diamantes en bruto. Ojo con esta película porque es una de los mejores de los últimos doce meses.
Así las cosas, hay que reseñar el éxito de otra propuesta española en este tipo de canales. Se trata de El hoyo. Cine fantástico imaginativo que se llevó un Goya de sus tres nominaciones. Rivaliza con títulos estrenados recientemente que han pasado a toda velocidad a la pequeña pantalla para aprovechar el tirón. Destaca entre ellos Bloodshot, con Vin Diesel interpretando otro personaje surgido del cómic. Además, algunas distribuidoras como A Contracorriente ofrecen nuevos títulos de su catálogo por tiempo limitado en redes. Podremos disfrutar de un drama, Los profesores de Saint Denis, de la comedia italiana La alegría de las pequeñas cosas y, sobre todo de la imaginativa y surrealista Vivarium. Una buena iniciativa que esperamos se repita porque, aunque se anuncian estrenos a partir del 17 de abril, mucho nos tenemos que seguiremos algunas semanas más dando forma al hueco de nuestro sillón.
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