Los equipos, según fuentes de la investigación, fue robado de una nave situada en el polígono industrial del Tambre, en la capital gallega. La comprobación de las cámaras de seguridad y varios testigos permitieron dirigir las sospechas hacia un empresario de Santiago, que fue visto en las inmediaciones de la nave asaltada y que también mantuvo contactos con ciudadanos portugueses, que fueron vistos en la nave.
La investigación dio sus frutos después de que se recibiera un aviso acerca de la existencia de una gran cantidad de mascarillas del modelo FFP2, guantes quirúrgicos, pantalones, uniformes sanitarios, botiquines y alcohol sanitario. Dicha empresa se dedica a la venta de material sanitario, y actualmente está en situación concursal. Los investigadores se pusieron en contacto con el administrador concursal, y accedieron a la nave, donde se comprobó que todo el material había sido robado. En el interior solo quedaban unas mil mascarillas, y otro material sin demanda en plena crisis del coronavirus, como botas y botiquines. El material sustraído, valorado en cinco millones de euros, fue retirado de las cajas originales supuestamente para ocultar su procedencia.