La emoción huérfana de razón deviene en arenga fatua -tan de izquierdas, tan de populismos de todo signo-, sin espacio para la lógica, sólo para la pasión. El corazón se hincha y acaso seduce, incluso apasiona… hasta hacer de perder la cabeza como quiere el manipulador populista. Ejemplos hay en la historia de graves consecuencias.
También la política contemporánea está plagada de tientos en ese sentido; como si no importaran las razones, como si bastaran las pasiones. Fuego a golpe de gasolina, sin leña, sin brasas, sin rescoldo que se mantenga. Porque la arenga no necesita verdades, porque la arenga no se contrasta. Se justifica en sí misma, por sí misma, hasta el mismísimo abismo de la nada.
Por el contrario, la razón conduce al trabajo, al análisis, a la planificación… aún a riesgo de que se contrasten sus consecuencias y resultados. Asumiendo ese distinto rasero que nos diferencia, ahí el Partido Popular, sempiterno apagafuegos de los desastres de la izquierda; caracterizado por más trabajar, más hacer, más planificar… y seguro menos arengar y menos soflamar.
Cierto que sin emoción no se seduce. Sin su presencia en equilibrio, la razón pudo resultar a veces fría y acaso incomprensible. Eso, hasta que surgió Isabel Díaz Ayuso… y la izquierda se descolocó y los populismos de aparente fácil verbo, balbucearon sorprendidos ante la combinación casi perfecta de la líder madrileña: acción y pasión; razón y corazón en simbiosis mutuamente alimentados.
El propio Partido Popular hemos necesitado de una profunda catarsis para renovar la dirección nacional y deshacernos de los desleales regionales que, seducidos por la sinrazón arengadora, estaban dispuestos a sacrificar principios, valores y proyecto común. Pareció un momento crítico de expectativas en el aire y encuestas castigadoras… pero no. Con la renovación de la dirección nacional, con Feijóo, renace la esperanza y vuelve el pragmatismo. Su discurso adulto, sensato y riguroso, devuelve la fe en el planteamiento sensato; en el trabajo conjunto de los líderes -Feijó/Ayuso- que se apoyan y hacen crecer el proyecto e ilusionan el futuro para España; sin necesidad de pensar en todo igual, pero construyendo juntos.
La respuesta está en la sociedad; las encuestas ya lo dicen.
Si (
No(
