La caótica situación que desde hace años sufre la Plaza de “Los Ciervos” hacía presagiar que los aparatos que controlan el estacionamiento no tardarían en llegar y así ha sido.
Es cierto que la decisión “impopular” que ha tomado el ejecutivo va a ser difícil de explicar pues muchos residentes consideran dicha medida claramente excesiva. Pero también es cierto que va a aliviar en gran escala el colapso e incomodidad que se refleja día a día en la entrada al antaño barrio siete situada más al oeste.
Mal momento
La polémica y el debate surge por dos motivos. El primero lo encontramos en el momento que han elegido las instituciones responsables en poner en funcionamiento dicha iniciativa. Instalar los parquímetros en la mitad de agosto, sin trabajadores y con pocos vecinos en la Urbanización, da la impresión que lo han hecho rápido y con alevosía. Parece que la finalidad de tanta prisa era evitar las quejas de los empleados una vez empezado el curso. La otra razón de queja la encontramos en el núcleo de trabajadores que se han encontrado sin sitios de aparcamiento en menos de un mes. Los empleados protestan por no tener una zona verde donde con una correspondiente tarjeta expedida por el consistorio, poder estacionar sus vehículos.
El problema, según fuentes oficiales, surge en que el número de trabajadores es superior al de plazas de aparcamiento. Esta causa hace imposible la zona verde que reclaman, pues si lo hicieran dejarían sin plazas a los residentes.
La Moraleja no ha sido la única de las siete urbanizaciones donde el ejecutivo ha decidido que “aterricen “ los parquímetros. La zona de las sedes bancarias situada en la Avenida de Bruselas del Arroyo de La Vega también tiene desde el mes que comienza zona azul para sus inquilinos y por lo que se ve tampoco les ha hecho mucha gracia, ya que esa zona es un espacio donde viene a comer gran parte de los empleados que trabajan en esa zona.