Es evidente que la banca nunca pierde, aunque algunos esten en la ruina si los inversores retirasen los fondos. Pero es un mal necesario. Especialmente para los pequeños inversores, que no tienen más remedio que acudir a ellos, aún poniendoles la soga al cuello. Es lo que hay. O lo tomas o lo dejas.
El año pasado finalizó con las gerencias de los dos grandes bancos con mejores resultados anuales.
El Banco Santander fue uno de elllos y obtuvo en 2017 un beneficio neto atribuido de 6.619 millones de euros, cifra comparable a la del resto de instituciones financieras juntas.
El otro, CaixaBank, aumentó sus benefiicios en casi un 61% respecto al pasado ejercicio hasta alcanzar los 1.684 millones de euros.
Además, como muestra esta infografía de Statista, según los datos facilitados por las compañías y tras la compra del Banco Popular por el Santander en junio, parece que ninguno se despidió de 2017 ni con pérdidas ni con ganancias.
Suben las acciones del Santander
El Santander, después de tener a sus accionistas en el filo de la navaja, con una reducción en el valor de sus acciones que llego al 60 por ciento (2015), remonta.
Este año ha terminado con unos beneficios extra y las acciones han recuperado su valor, aunque todavía están lejos de los 7,8 euros de hace 4 años.
Sin embargo, los medios no han comentado este desastre de muchos de sus accionistas. Compraron acciones por los dividendos y, ahora, se encuentran en muchos casos en una situación insostenible.
El gráfico que publicamos es lo suficientemente aclaratorio. El banco gana pero los accionistas pierden en función de la fecha de compra. Es la bolsa. Tiene estos altibajos.
