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Opinión de Carlos González Teijón

Tratando de comprender este mundo

Análisis de las tendencias extremistas de la izquierda dominante

martes 05 de enero de 2016, 08:00h
Ya estamos tratando de comprender el mundo social desde una perspectiva similar a como estudiamos la agricultura, o a la que nos es más próxima, la medicina. Es decir, con criterios técnicos, con aplicación de conocimientos científicos que se manejan en todas las universidades del planeta. En la medicina o la ingeniería huimos de la palabrería, los dogmas o los mitos, y aplicamos conocimientos técnicos que funcionan. Lo mismo debemos hacer para comprender el mundo social. En la toma de decisiones individual y de grupo es imprescindible que huyamos de dogmas religiosos o de construcciones ideológicas. Simplemente debemos aplicar conocimientos contrastados y que podemos analizar por nosotros mismos porque los tenemos delante de los ojos miremos donde miremos....

El primer conocimiento importante, y base, para estudios más profundos es comprobar que nosotros somos un animal de grupo, y desde el estudio de cómo funciona un grupo social y las relaciones que ello implica debemos empezar. Para traer al mundo a una criatura hace falta al menos a seis o siete personas interdependientes en un grupo social organizado, con su liderazgo, jerarquía y personas que obedezcan.

En todos los estudios que se han realizado sobre la antropología –incluso el realizado sobre el grupo de Luci de hace tres millones y medio de años- nos demuestran sin ningún género de duda que los homínidos nos desarrollamos en grupos sociales organizados. Nunca se debe estudiar a un ser humano individualmente, solo puede –y debe- ser estudiado dentro del grupo al que pertenece y con todos los lazos sociales que le identifican, construyen y gobiernan su toma de decisiones.

Cualquier grupo social que analicemos, desde la política, la empresa, las asociaciones religiosas o deportivas, todas, lo siento y repito, todas absolutamente, pueden y deben ser estudiados desde una visión exterior. Analizando cómo se organizan sus órganos de poder. Que competencias tienen estos. Cuales son sus privilegios, las relaciones con la jerarquía, y al final, con los simples administrados.

Si así lo hacemos veremos que aunque nos remontemos en la historia miles de años, o nos desplacemos por los hemisferios o los continentes o las islas, en el frio o el calor, las características siempre son las mismas:

- Un liderazgo al frente. Cuanto más desarrollado el grupo este será más complejo, y con teorías de cohesión mucho más extensas y profundas.

- Unas élites perfectamente reconocidas que están pegadas al líder, de las que se renueva éste, y que gozan de todo el poder y privilegios. También de la responsabilidad máxima de mantener el grupo unido y defenderlo con su vida y sus bienes.

- Una jerarquización de poderes con delimitación de competencias.

- Y en los grupos más numerosos es perfectamente visible la gran cantidad de individuos que no participan de ninguno de esos órganos de decisión y dependen totalmente de aquellos, a los que denominamos, los administrados.

Se pueden y se deben leer multitud de libros al respecto. Podemos decir resumiendo que un grupo social se forma y permanece cuando identifican a un enemigo común, y cuando persiguen objetivos o intereses comunes frente a terceros.

Ese grupo dispone de unos mecanismos de comunicación, la lengua y la escritura, o silbidos o gritos. También instrumentos como cuernos, trompetas músicas o canciones. Maneja una forma de entender el mundo. Mecanismos de enseñanza y adoctrinamiento. Y siempre llevan parejo los mecanismos correctores de represión y castigo.

Un individuo nace dentro de ellos y automáticamente se le enseña una lengua y costumbres. Unas pautas y pensamientos. Unas ideas y razonamientos, de los que ya no saldrá nunca, porque han sido gravados desde niño en su cerebro, y aunque de mayor se pretenda reeducarlo casi siempre se fracasa, excepto pequeños cambios y muy poco a poco. Si ha sobrepasado cierta edad sus cambios ya son imposibles.

En pequeñas pinceladas diré que los líderes siempre tratarán de organizar cohesionar y amalgamar al grupo. Les impondrán órdenes y reglas para que actúen en la dirección que aquellos marcan. Las élites impondrán esa doctrina o normas y la jerarquía se dedicará a aplicarlas hasta los resquicios inferiores. Los administrados siempre irán a la contra. Por un lado es un fastidio, una imposición exterior, una exigencia de comportamiento, trabajo o tributación. Para cualquier administrado todo lo que está encima no hace otra cosa que fastidiarle y exigirle. Véase a todos los partidos de izquierda radical que siempre proponen que el individuo no debe obedecer y es libre. Los administrados siempre tratan de seguir a estos nuevos líderes que les prometen esa ausencia de exigencias.

Los que tienen privilegios siempre están arriba pretendiendo que nada cambie. Los administrados siempre están exigiendo cambios aunque en la mayoría de los casos no saben cuáles, ni cómo, ni cuándo.

La clave para que un grupo social funcione está en sus niveles de equilibrio. En su pugna de fuerzas sin romperse unas a otras. En las necesidades mutuas y en su satisfacción forzada. Cuando desaparece ese equilibrio el grupo se va al garete.

El análisis de todo grupo social, y donde podemos valorarlos como mejores o peores –más o menos cultos- es en las relaciones existentes entre los que ejercen el poder y los que obedecen y sienten la presión de los primeros. También en las relaciones entre el líder y sus élites, de estos con la jerarquía y las relaciones entre miembros de esos sub-grupos. Pero sobre todo en los mecanismos –que siempre son leyes escritas y garantizadas por jueces imparciales- de los que disponen todos ellos para evitar el capricho del más fuerte. La clave está en las reglas del juego que hacen funcionar a todos sin que los más poderosos actúen arbitrariamente, y siempre con un único objetivo, la defensa de sus exclusivos intereses que les llevan a perpetuarse indefinidamente en el poder. Único objetivo que persiguen siempre…Todos.

Carlos González Teijón es abogado de profesión y entre otras muchas empresas trabaja para la Asociación de Empresarios de Alcobendas (AICA)

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