¿Y cómo se ve en su estreno como escritor?
Es una faceta artística que no había experimentado antes. Pero a mí estas cosas me dan muchísimo respeto. Para nada me considero escritor. Este libro es lo que es: una especie de expulsión de mis emociones de la manera que mejor sé hacer y acompañado por unas maravillosas ilustraciones. Soy consciente de mis limitaciones y recursos lingüísticos y literarios, y respeto muchísimo a la gente que publica libros. Es algo muy poco pretencioso. Es como cuando empecé en el cine. Intento hacer las cosas lo mejor que puedo y respeto mucho cada profesión.
Escritor, protagonista de una nueva película. ¿No es mucha presión?
Pues si soy sincero, y lo digo sin ninguna intención de ir de sobrao, en absoluto. Tengo cero presiones. Al igual que tuve cero presión con la primera película. La semana pasada acudimos al visionado de la película y creo que hemos hecho un buen trabajo. La película está muy bien. Podría decir que es mejor película que la primera. Ocho apellidos vascos tenía el factor sorpresa y una maravillosa comedia de brocha gorda. Y esta segunda no cuenta con ese factor sorpresa, pero sí posee una comedia de brocha fina que hace que sea bastante diferente. Además, los personajes tienen muchísimos más matices y es mucho más romántica. Lo que ocurrió con la primera nos pilló a todos de sorpresa, no tenemos ningún miedo ni a que triunfe ni a que fracase.
¿A pesar de la situación política catalana?.
-Al igual que con la primera había ciertos miedos a que el pueblo vasco pudiera tomarse la película como una ofensa y al final no se lo tomó nadie mal, pues ahora creo que tampoco pasará. Son películas que tratan de los tópicos, pero que no son políticas, ni adoctrinan ni tienen ningún tipo de maldad o provocación. Todo lo contrario: es una película que seguramente terminará quitándole mucho hierro al asunto. Pero sí que es verdad que los productores tienen que estar muy contentos porque el tema catalán está de moda.
¿Cómo lleva el éxito?
-Pues lo voy llevando mejor, pero la vida no deja de ser un juego de balance. Si los móviles de este país no tuvieran cámaras de fotos, mi felicidad sería ideal. Perfecta. Pero la sociedad es la que es y uno tiene que adaptarse. Hay que intentar llevarlo con la mayor naturalidad posible, aunque es verdad que te cambia la vida y debes cambiar de hábitos. Supongo que ser famoso hace veinte años era mucho más fácil que hoy, con el tema de las redes sociales y los móviles con cámara. Pero es algo que debes aceptar. No se puede tenerlo todo
¿Qué más proyectos tiene en la cartera?
-Sí, vamos a hacer diez funciones de teatro aglutinadas en la segunda y tercera semana de diciembre. No hemos anunciado nada todavía porque estamos cerrando los horarios. Lo recaudado irá para ayudar a las mismas diez asociaciones que el año pasado, y vamos a sumar una más: la asociación de afectados de médula de Málaga
También arrancamos un proyecto que me hace muchísima ilusión: la película Cien metros, escrita y dirigida por Marcel Barrena. Está inspirada en el caso real de Ramón Arroyo, a quien le diagnosticaron esclerosis múltiple y que lejos de conformarse y quedarse en su casa en la cama, empezó a motivarse y hacer deporte hasta llegar a hacer un “Ironman” [la prueba más exigente del triatlón].