Me decía un amigo al que no le falta la razón, que esto puede convertirse en la España de 1931. Un año en el que se empezó a construir el “Frente Popular”, se fulminó a la Monarquía y se estableció la II República. Lo que vino después, lo dicen los libros con más o menos veracidad.
Fueron años para olvidar. Enfrentamientos de todo tipo, anarquía.. Una ruina para el país. Afortunadamente, nada tiene que ver con el momento actual. Ahora quién manda es Europa y debemos acatar sus mandamientos si queremos seguir progresando. El problema son los políticos. De todo tipo, los que han mandado, porque pueden quedarse en el paro; los que estaban en la oposición, porque en su mayoría son revanchistas. Y los que no han tocado poder, porque se van a encontrar una vida más placentera. Lo importante para ellos, para esa mayoría que criticamos, es estar en el poder.
Todo a cuenta del ciudadano de a pie. Este pasa de elecciones, como demuestran los índices de abstención. Están hartos de promesas incumplidas, corruptos de todas las cataduras y la falta de honestidad de algunos de estos protagonistas. Bien es cierto que no son todos los que están, pero un gran porcentaje parece que tienen como único objetivo alcanzar esa meta.
Dice el refranero español: “No hay mal que por bien no venga” Esta es la esperanza que nos queda. En estos próximos meses vamos a comprobar si lo que han dicho lo cumplen. A los que llamaban “casta” con calificativos de todo tipo, les vamos a ver gobernando en comandita; es decir, convertidos en “casta”. Resulta curioso que la casta a la que han criticado vaya a bailar al son que marque el ritmo de quienes les han insultado hasta la saciedad. Así va a ser. Y todo con una sola meta: seguir en el sillón que le da el buen vivir.
Cuando he visto que en Alcobendas, donde vivo y trabajo, Ciudadanos, uno de los partidos emergentes puede convertirse en la llave de la gobernabilidad, me he echado las manos a la cabeza. Con todos mis respetos a los tres concejales, a los que conozco, no puedo entenderlo. Más de mil votantes del distrito de Urbanizaciones han votado a la imagen, sin pensar en las siglas “Ciudadanos”. Estoy convencido que el noventa por ciento de sus votantes ni siquiera conocen a los tres concejales. Y todo porque han sido captados por la imagen de Alberto Rivera, persona joven y renovadora. Lo que ocurre ahora es que los votantes “cautivos” del PP que parecen haberse ido con Ciudadanos tienen que ver si este partido pacta o no con el partido más votado (PP) o se declina por una especie “Frente Popular” de, a priori, difícil encaje. Si al final Ciudadanos opta por esta segunda opción de “todos contra el PP” perdería a muchos de sus votantes, pues sería poco explicable la situación de cara a la ciudadanía.
Mientras tanto, el PSOE apura sus opciones tratando de convencer a todos los partidos para que apoyen una investidura que lideren ellos. Considerada por algún emergente como “ la otra casta”, no es entendible que el PSOE quiera comenzar su ruta gastronómica para comerse la “tarta” de Alcobendas sin que le importe lo más mínimo la crítica y los insultos de quienes les han tildado de casta en muchas ocasiones. Este es otro ejemplo más del famoso arte que tienen nuestros políticos para poner en uso el clásico refranero español. Ya saben “Donde dije digo, digo Diego”
Lo he dicho en varias ocasiones y no me cansare de repetirlo. Desde mi punto de vista, en las elecciones municipales hay que votar a la mejor gestión. Y en el Ayuntamiento de Alcobendas, especialmente en el barrio Urbanizaciones, que sepamos, en los últimos ocho años, se ha hecho. Algo que, en los 25 años anteriores, con el PSOE en el poder, no se había realizado. Ahora tenemos aceras, alumbrado público subvencionado, más seguridad, un centro de mayores…
Los triste es que este nuestro país, en municipios y comunidades, se enfrenta a una verdadera “Torre de Babel” ¡Que Dios nos coja confesados!