Vuelve la "Boina" de Polución

La presencia del Sol y ausencia total de lluvias y viento son las causas principales del aumento de la contaminación en Madrid. Concretamente, estos factores provocan que el dióxido de nitrógeno, que procede mayoritariamente del tráfico rodado, se acumule estos días en el aire madrileño a consecuencia de las especiales circunstancias climatológicas. La conclusión es que la «boina» de polución vuelve a estar encima de nuestras cabezas

Según se desprende de los datos oficiales de la página web municipal, en los últimos tres días se han producido repuntes en los indicadores de dióxido de nitrógeno en varias de las estaciones madrileñas. Concretamente, se han registrado valores por encima de los 200 microgramos por metro cúbico en Escuelas Aguirre, Avenida de Ramón y Cajal, Moratalaz, Avenida de Fernández Ladreda, Puente de Vallecas, Barrio del Pilar y Sanchinarro. Además, se registraron subidas de las partículas en suspensión en varias estaciones.

Por este motivo, la organización Ecologistas en Acción ha denunciado la situación y en su denuncia se advierte que este «subidón» del dióxido de nitrógeno se ha producido en nueve de las 24 estaciones de medición de la calidad del aire de la ciudad, y en dos de la región –Alcalá de Henares y Collado Villalba. Además, esta asociación critica a las autoridades pues , a su juicio, los niveles han sido suficientemente altos como para que se hubiera informado a la población y tomado medidas. En este sentido, Ecologistas en Acción pone en alerta a la población, ya que el tiempo anticiclónico que se disfruta en el inicio del año, y que se espera que continúe, permiten pronosticar que los umbrales de contaminantes volverán a superarse en los próximos días.

Fenomento típico de estas épocas

La aparición de «boina» sobre la ciudad es un clásico que se produce especialmente en los meses de invierno y tiene mucho que ver con la climatología. Concretamente, con la llamada «inversión térmica», un fenómeno que se produce cuando hay una diferencia brusca de temperatura entre el día y la noche: cuando cae el sol, las heladas son habituales. El aire «sucio» y contaminado, que es más frío, no puede elevarse en una zona de inversión térmica, y por tanto permanece ahí, acumulando día tras día más contaminación, y sin que la lluvia o el viento ayuden a «limpiarlo».