"Ya no veo otra solución y no puedo traicionar a la gente que confió en mí, así que he decidido comenzar una huelga de hambre hasta que los chavales recuperen todo su dinero". Quien así habla es José Moreno, popularmente conocido como El Pocero bueno, y que en apenas cuatro años ha pasado de ser conocido en Europa como el Robin Hood de los pisos a vivir una auténtica pesadilla. De héroe a villano de los jóvenes del sur madrileño, muchos de los cuales han visto evaporarse sus ahorros.
Moreno, sin embargo, no está dispuesto a que se cuestione su esfuerzo por la emancipación de los jóvenes de la región. Apunta a La Caixa como la responsable directa de la situación que viven los jóvenes que creyeron en él y está dispuesto a llegar hasta el final –"hasta la muerte si fuera necesario"– para que todos recuperen su dinero.
Esta batalla arranca este sábado frente a la sede de la caja catalana en Fuenlabrada. Justo donde se inició este proyecto fallido hace ya más de tres años. Allí pretende instalarse sine die, después de intentarlo en La Castellana.
En 2008, varios centenares de personas pasaron días al raso para abonar los 120 euros que se exigían para asegurarse una de las 1.000 viviendas low cost en las tres promociones de Fuenlabrada, Pinto y Carranque. Moreno presentó el proyecto a las principales entidades de crédito. Agua. Poco después, La Caixa sí accedió a financiarlo, según asegura El Pocero. Pero antes de firmar, tenían que sacar el proyecto y visarlo (300.000 euros), solicitar el correspondiente estudio geotécnico y la licencia de obra (367.000 euros), contratar seguros de construcción (28.000 euros) y tener el terreno a nombre de la cooperativa (614.000 euros).
Moreno cogió el dinero de los cooperativistas y comenzó a trabajar en todo ello con sólo ese compromiso verbal. Ahora reclama 1.624.000 euros, según los justificantes con los que cuenta.
Esta operación no interesa
Pero algo no marchaba según lo previsto. Desde La Caixa comenzaron a dar largas y todo se paró. Tras 16 meses de silencio, Moreno se presentó en Barcelona a pedir explicaciones en la sede central, donde ni siquiera habían oído hablar de la operación. "Esta operación no le interesa a La Caixa", fue la respuesta definitiva.
Se intentó entonces derivar a los cooperativistas a las empresas constructoras. Y se logró con los de Fuenlabrada y con los de Pinto, pero 56 de la promoción de Carranque se han quedado sin casa y sin el dinero que habían ido poniendo. Algunos le acusan de jugar con su dinero. Denuncian que se precipitó al gastarse el dinero sin tener nada firmado.