Menos de diez horas fueron suficientes para que el jurado compuesto por siete hombres y cinco mujeres alcanzara hoy un veredicto: el doctor Conrad Murray, 58 años, era declarado culpable de homicidio involuntario en la muerte del cantante Michael Jackson, 50 años. Además, al médico se le ha negado la fianza y ha sido conducido esposado fuera de la sala. La sentencia que le imponga el juez, y que se dará a conocer el próximo 29 de noviembre, puede acarrear hasta cuatro años de cárcel y la pérdida de su licencia de cardiólogo.
Michael Jackson confió en Conrad Murray. Lo hizo con su vida y con su vida pagó el 25 de junio. Esa fue la sentencia del fiscal David Walgren al presentar la semana pasada sus argumentos finales. Argumentos que el jurado ha comprado. El facultativo violó todos los códigos de la ética médica y quebró la confianza entre paciente y médico al administrarle una potente dosis del narcótico conocido como Propofol, cuyo destino último es el uso como anestésico en los quirófanos.
Cerca de las 11.00 de la mañana (hora de Los Ángeles), una alarma sonó tres veces en el Tribunal donde durante seis semanas se juzgó al doctor Murray. Tres penetrantes sonidos que avisaban de que ya había un veredicto unánime. Desde ese momento, pasarían dos horas antes de que fuera comunicado al público. Dos horas que el juez estimó suficientes para que la familia del artista fallecido pudiera llegar hasta el centro de Los Ángeles y escuchar en directo el destino que le aguardaba al hombre que acabó con la vida de Jackson. Los padres de la estrella, Joe y Katherine, esperaban en un hotel cercano a la sala del Tribunal. Latoya Jackson, hermana del cantante, se excusaba a trevés de un tuit y culpaba al tráfico de no poder llegar a la lectura del veredicto.
A las puertas de la corte, el grupo de incondicionales -muy grande al comienzo; menguante cada día que avanzaba el juicio- que ha seguido el devenir del proceso coreaba consignas que clamaban justicia para el Rey del Pop. "No matéis a Jackson otra vez", pedía un fan con su pancarta. Al saber del veredicto, los seguidores han estallado en gritos de júbilo. Se había hecho justicia.