Las entidades financieras -bancos y cajas- también tienen que sortear la crisis. Y desde que se ha cerrado el grifo de los préstamos, se han incrementado las comisiones: solo en seis meses han subido entre el 8,5% y el 35%, según datos del Banco de España. Son pequeñas cantidades que, abonadas mes a mes por más de 20 millones de usuarios, se notan en la cuenta de resultados.
España figura entre los países de la UE que más gravan a los consumidores con este tipo de cobros, solo superado por Italia; el Gobierno está dispuesto a poner orden en el sector mediante una orden ministerial en demanda de transparencia, pero por el momento las denuncias se acumulan en los despachos de las principales asociaciones de consumidores. El enfado de los ciudadanos va en aumento. Como el del exdefensa central del Sporting de Gijón, Javi Poves, que se negó a que el club le abonara la nómina a través del banco para que "no especularan" con su dinero, tan negra opinión tiene el futbolista del sistema bancario. "Nos tratan como a ignorantes.
Les dejamos nuestro dinero y a cambio nos sacan todo lo que pueden", comentaba Poves la pasada semana, mientras cerraba los trámites para viajar a Senegal a construir una escuela infantil con el dinero del sueldo y las primas del club. Anna G., una administrativa que vive en una pequeña localidad al sur de Madrid, no ha llegado a la heroica solidaridad del futbolista, pero la organizó buena en su banco, un agente colaborador de Santander. Domicilió la nómina a cambio de comisiones cero y de pronto empezaron a cobrarle 4,35 euros por cada transferencia realizada a través de Internet. "Ahora he vuelto al pasado. Voy personalmente al banco, saco el dinero en ventanilla y después me desplazo hasta los otros bancos a depositarlo. En los tiempos actuales es absurdo y supone una pérdida de tiempo, pero es la única forma de que no me cobren las comisiones. Más que por el dinero, que también, lo hago porque me siento engañada", dice.