La banca europea se resigna a participar en el rescate de Grecia y se jugará miles de millones en títulos de deuda helena en la próxima década. Según el acuerdo firmado anoche por los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, el domingo 3 de julio los ministros de Economía de la zona euro pondrán las primeras cifras oficiales al segundo plan de préstamos para Atenas. Y esperan poder aclarar ya la contribución "sustancial" de bancos franceses, alemanes y griegos, además de fondos de pensiones holandeses o aseguradoras americanas.
Fuentes europeas aseguran que los primeros contactos de "cinco o seis gobiernos" con los inversores privados, que empezaron hace una semana, van "en la buena dirección". Los privados se comprometerán a volver a comprar deuda griega en cuanto venzan sus bonos en lugar de quedarse con el dinero. Esto supondrá entre 25.000 y 30.000 millones de euros, que, unidos a los créditos de los gobiernos de la moneda única y del Fondo Monetario Internacional, sumarán otros 100.000 millones para Grecia hasta 2014 (el año pasado, el primer paquete de ayudas fue de 110.000). A diferencia de los rescates de Irlanda y Portugal, en este caso no habrá dinero de la Comisión Europea porque algunos países, como Reino Unido, no quieren que se utilice más el presupuesto comunitario.
El plan necesita, en cualquier caso, la aprobación del Parlamento griego, que tiene que aceptar el nuevo programa de privatizaciones, reformas y subidas de impuestos exigido por la UE y el FMI. El primer ministro griego, Yiorgos Papandreu, no tiene asegurados ni siquiera todos los votos de su partido socialista. Y la oposición conservadora ya ha dicho que no le apoyará.