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Editorial del director

miércoles 04 de junio de 2014, 13:55h
Cosas y casos de nuestro barrio

Una gran mayoría de los españoles y especialmente del barrio de Urbanizaciones, han disfrutado del merecido descanso que supone la Semana Santa. A pesar de ello, los restaurantes de la glamorosa zona de la Plaza de La Moraleja han trabajado a tope. Es cuestión de que una zona se ponga de moda para que buena parte de los madrileños que se han quedado descansando en la Capital acuda masivamente a este punto de encuentro elitista. Nos alegramos por ello. Y también para que sirva de atención a algunos restauradores que siguen sin alcanzar el nivel que requiere el lugar.
Como diría aquel famoso torero: "Hay gente pa to". Los que acuden por comodidad y los que se desplazan para ver y, al mismo tiempo, ser vistos. Sentados en cualquiera de las terrazas podemos contemplar muchos rostros más o menos populares. Pasean, toman el sol o se toman una copa con los amigos. Está pareciéndose a la famosa calle Rodeo Drive, en Hollywood; o Melrose Avenue, en Los Angeles. La primavera cuenta con este tipo de alicientes, para muchos vecinos agradable y para otros no tanto.


Sirva esta entrada como pura anécdota. Nada más. Volviendo a nuestro barrio -que palabra más ordinaria, barrio-, los vecinos estamos de enhorabuena. El nuevo Gobierno Municipal está dedicando presupuesto para mejorar nuestras calles y crear aceras tras más de veinticinco años de abandono y sequía municipal. Bien es cierto que es difícil satisfacer a todos. Pero pasar de la nada a la "abundancia" - lo pongo entre comillas porque nunca es suficiente- es siempre reconfortante. En menos de un año, como ha prometido el actual Alcalde, Ignacio García de Vinuesa, las urbanizaciones que componen La Moraleja van a mejorar y mucho. Las obras han comenzado por la zona de El Soto y va a continuar por Conde los Gaitanes.


Precisamente, esta calle, considerada como una de las arterias vitales, tendrá un trato más especial, sobre todo en la parte que corresponde a las nuevas instalaciones de formación de directivos del BBVA. Un complejo que ha creado un notable malestar entre los vecinos, que han interpuesto algunas demandas por lo que, en teoría, puede ser una alteración de la ordenanza. En las páginas interiores ofrecemos una amplia información sobre polémico tema.


En una entrevista, el responsable de urbanismo, Ramón Cubián, nos aclara muchos puntos al respecto de estas aparentes anomalías. Y como nos comenta el concejal, se trata de un tema heredado de los anteriores legisladores, que sin consultar con los vecinos, como hubiese sido lo normal, lo recalificaron sin oposición; es decir,  está dentro de la Ley. Eso sí, van a estar muy vigilantes para que todo esté dentro de la reglamentación. No van a tolerar salirse de la normativa.


Hace unos días, el responsable de esas recalificaciones, el exalcalde José Caballero, presentaba su plataforma ciudadana. Nos dijo que se trataba de una asociación no política que quiere defender a los ciudadanos. Caballero, no es la primera vez que convoca a los medios de comunicación para anunciar su posible candidatura a la Alcaldía. Este, desde luego, no era el caso. Sin embargo, aunque en los estatutos de la plataforma no consta que se trate de una formación política, estoy convencido de que su finalidad es convertirse en la rampa de salida a sus pretensiones políticas. Sobre todo, cuando afirmó que si se presenta a las elecciones, el Partido Popular perdería la mayoría absoluta.


El tiempo nos dará o le quitará la razón. Cuando se ha estado en el sillón de mando cerca de cinco lustros se hace muy cuesta arriba perder la notoriedad que da el bastón de mando. Estoy convencido de que se presentará, aunque una de las alternativas que tenía, como era el partido de Rosa Diez, ya se ha pronunciado al respecto; igual que el PSOE, tampoco quiere a Caballero como candidato. Por lo tanto, a pesar de sus manifestaciones, veremos a José Caballero luchando por su perdida alcaldía.


En este caso, comprendemos la nostalgia por el cargo. Lo que no entendemos es el afán de notoriedad del presidente del Consejo de Administración del Club de Golf de La Moraleja. Sin remuneración económica y con más críticas que elogios, es responsable de una pésima gestión que puede llevar a la entidad a la quiebra. Además, se aferra al cargo como si de ello le fuera la vida. Incompresible. Y no dimite, como le pide una mayoría de los accionistas. Y es que cuando el dinero se despilfarra sin control y medida, suceden estas cosas.

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