La “desaceleración económica”, según el optimista Zapatero, nos prepara un septiembre complicado. Venimos de disfrutar una época en la que el estrés queda lejos y donde la diversión y el ocio gozan de protagonismo. ¡Qué bien!
Ahora nos toca afrontar la cruda realidad. Una España cuya economía cae en picado, un paro que supera los 2,5 millones de desempleados y que las previsiones indican que llegaremos a los tres millones en un plazo más o menos breve. Mientras tanto, el Sr. Zapatero sigue con su desaceleración económica. ¿Qué entenderá de economía para decir tal barbaridad? Y lo peor es que existe una mayoría que se lo cree.
La venta de coches ha caído en picado, más del cuarenta por ciento en el pasado mes de agosto y terminará el año con una cifra negativa cercana al 30 por ciento. Si nos fijamos en la otra locomotora de la economía nacional, la construcción, la situación es todavía peor. Los bancos han cerrado el grifo de las hipotecas. Sólo conceden créditos para bienes que con el pasar del tiempo ganan en valor. Unas circunstancias a las que el Gobierno debe poner solución urgente. Algo que desconocen y que tratan de tapar con temas sin trascendencia vital, como es el de los abortos y el desenterrar cadáveres de hace setenta años.
Es como si el Gobierno estuviera viviendo en otra galaxia. Tapan el problema echando mano a su juez protector. Y, éste, por aquello de ser portada y aparecer el primero en las aperturas de los informativos de las televisiones, se saca de la manga un tema que a la mayoría de los españoles nos la ‘trae al pairo’.
Encima, llega el de la sonrisa Netol y le da base para que de este modo el pueblo se olvide de la crisis. Menos mal que el ciudadano de a pie hace otras cuentas. Sobre todo cuando va al supermercado o tiene que poner gasolina en el coche. Es una sensibilidad de apreciación que no pasa inadvertida para nadie.
El otro día, sin ir más lejos, fui a uno de los restaurantes de la zona. Siempre estaba a rebosar. Reservar una mesa era como pedir un favor. Cuál fue mi sorpresa cuando vi mesas vacías en un sábado por la noche. Si vamos a El Corte Inglés sucede lo mismo. Poca gente. La que está, paseando, observando, sin bolsas de compra.
En lo que respecta a los presupuestos municipales de Alcobendas el recorte también es notable. Hace unos días, en la presentación de los equipos de balonmano de Alcobendas, vimos al alcalde, Ignacio García de Vinuesa, como amonestaba a la gerente de deportes de la Ciudad Deportiva de Valdelasfuentes por tener encendidas, de día, unas luces en el hall de este espléndido y faraónico complejo.
En estos recortes también ha entrado el que se refiere a publicidad corporativa y simpatizantes al partido. Esto ha supuesto el lamentable cierre de un medio de comunicación, como es nuestro colega “Editorial de La Moraleja”, que por el momento -suponemos que en las próximas elecciones volverá a aparecer-, ha cerrado su actividad pro Partido Popular. Este recorte también nos afecta a nosotros, pero podemos, de momento, aguantar.
Al que no sacude la crisis, más bien lo refuerza, es al semanario “Siete Días”, principal almacén de vaselina del proceder del Ayuntamiento, sea quién fuere sus gobernantes. Ahora lo editan a color, los distribuyen en expositores y han aumentado su tirada. Lo que no cambia es el objetivo: la promoción y disfrute del equipo de Gobierno Municipal. Un hecho notablemente criticado por los populares en la oposición y ahora por los socialistas.
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