España no sale del laberinto en los amistosos y ya ni importó el pedigrí del enemigo. Costa Rica, el país más feliz del mundo, se hizo bien visible en el mapa del fútbol -no sólo en ecoturismo- a costa del campeón mundial. Si el 1-0 ante el bus inglés fue un accidente-aviso, en San José amenazó terremoto. El más estético de los últimos jerarcas mundiales fue zarandeado en la primera mitad por una modesta, intensa y valiente cenicienta del fútbol.
Un orgullo para los suyos. España, ausente, invisible como no se le recuerda, caía sin honor alguno ante un grupo que la desarboló un una primera mitad para el destierro. Otra vez faltó profundidad, velocidad, entrada por bandas y remate en un primer acto impropio de su rango. Costa Rica mostró más alegría y juego en 45 minutos soberbios; y la contuvo con orden y sacrificio hasta el arreón final, de orgullo de campeón. Porque los goles de Silva y Villa, pertinaz al remate, no deben maquillar los problemas ni el gafe de su delantera en estos dos últimos partidos tras una una impecable clasificación. ¿Dejó el dueño del fútbol de ser fiable? Lo que a priori se suponía un amistoso alimenticio se convirtió en un cruda realidad, en algo para ir preparando remedios. Más información en www.elmundo.es