Nadal, "Contento por recuperar lo que es mío"

Robin Soderling, verdugo en 2009 y comparsa en 2010, hizo de trampolín en 2011. No le gusta hablar de gestos y muecas que delatan su estado de ánimo, pero la cara de Nadal era otra tras derrotar al sueco en los cuartos de final de Roland Garros. No contó ningún chiste al entrar en la sala de prensa ni rió a carcajadas, pero su rostro era el de alguien relajado, en paz, como quien se ha quitado un peso de encima. "Contento", se declaró, "por recuperar lo que es mío". Esto es, por reconciliarse con su ADN, el juego que le ha convertido en leyenda antes de cumplir el cuarto de siglo. Ya no habla de las nuevas pelotas de Roland Garros, más duras, más rápidas, ayuda para los sacadores aunque también beneficiosas para él por favorecer el bote alto. Nada de teorías conspiranoicas que las ven como un golpe de Estado contra su hegemonía en la capital francesa. Dicen quienes sospechan que a Borg le hicieron algo parecido la segunda vez que cayó ante Panatta (1976) con las bolas Tretorn.

Agua pasada, en cualquier caso, porque Nadal se reconcilió con su derecha paralela, con las líneas, con el juego profundo que desplaza a sus rivales en un día de remolinos en Porte dAuteuil. "El viento beneficia a los jugadores que se mueven mejor. Yo no me estaba desplazando bien estos días y hoy sí lo he hecho", valoró tras su victoria 43ª en 44 partidos sobre el ocre parisino, tantas como Jan Kodes, séptimo en esta clasificación histórica. "Otros días el rival me sacaba de la posición y hoy he ocupado bien la pista. He llevado el juego por donde me conviene. Más lento, con más curva". No basta con moverse mejor, en cualquier caso, para derrotar al número cinco del mundo. Debe de haber algo más. "Me quedo con la evolución. He superado una situación complicada y estoy en semifinales sin haber jugado bien hasta hoy. Me quedo con la actitud, por seguir creyendo que iba a encontrar soluciones cuando no las encontraba", reflexionó el balear. "Esta vez no ha habido ningún despiste en todo el partido. He conseguido que el rival sintiera que tenía que jugar buenos puntos para ganarme y yo le he regalado muy pocos".

Entonces ya no es imposible sumar el sexto, como pensaba tras batir a Ljubicic. "No sé si puedo ganar", dice ahora. "Seis semifinales aquí, fácil de decir, complicado de conseguir. Lo que sé es que hoy estaba preparado para jugar ante el número cinco y dos veces finalista aquí". Y ahora viene Murray, por primera vez semifinalista en París y derrotado en las tres ocasiones que ha competido con Nadal sobre una pista de arcilla. "Me gustaría jugar contra alguien más fácil", explicó. "Andy siempre es un gran reto, su talento es muy grande comparado al de otros". Ya, pero anda cojo, dicen, tocado en un tobillo. "¿Qué es? Esguince, ¿no?", preguntó. "Yo lo he tenido antes, y si no es muy grave duele pero no afecta demasiado para jugar. Los dos días que ha estado lesionado ha superado un partido a cinco sets y otro duro ante Chela. Es cuestión de soportar el dolor. Pero si está en las semifinales, no puedo pensar que está lesionado".