El Inter Milán no sólo defenderá este martes en Múnich ante el Bayern su condición de campeón de la Liga de Campeones, sino el honor del fútbol de todo un país, Italia, que podría quedarse sin representantes en cuartos de final. Por eso, los neroazzurri serán "FC Italia", excepto quizás para los "tifosi" del Milan y de la Juventus. El fútbol italiano empezó a decaer desde que la selección ganó el Mundial en Alemania en 2006 y tocó suelo en el de Sudáfrica 2010. Sus siempre temidos clubes son ahora rivales deseados en los sorteos: el Milan, líder de la Liga italiana, perdió la pasada semana en octavos de final ante el Tottenham inglés y la Roma, subcampeón de la Serie A, fue eliminado por el Shakhtar Donetsk ucraniano.
En la Europa League no hay ningún equipo italiano entre los 16 de los octavos de final. Italia acumula 12 títulos en la máxima competición europea, los mismos que España. El dinero que antes fluía ahora apenas aparece, por lo que las estrellas se recluyen en Inglaterra y España sobre todo. Sólo sobreviven Samuel Etoo y Zlatan Ibrahimovic. Los clubes son deficitarios y los estadios envejecen sin reformas. "El problema principal es la mentalidad", dijo el portugués José Mourinho, que la temporada pasada llevó al cielo al Inter. "No se puede trabajar a largo plazo, sólo cuenta el éxito inmediato", señaló. "Por eso los jugadores jóvenes apenas tienen posibilidades en la Serie A", lamenta el seleccionador italiano, Cesare Prandelli, que busca en vano talentos para rejuvenecer a la "squadra azzurra". En el once inicial con el que el Inter ganó en Madrid la última final de la Liga de Campeones al Bayern no había ni un italiano.
Eso no es saludable, como tampoco lo es el espectáculo mediático. Diarios, radios y televisiones inflan todo: un partido perdido es un drama; un delantero sin acierto es un fracasado; y un error arbitral, un motivo para la teoría de la conspiración. "En Italia algo no funciona cuando siempre se supone que hay un complot", alertó el técnico del Inter, el brasileño Leonardo, que lamenta que el escándalo de manipulación de partidos en torno a la Juventus y a Luciano Moggi en 2006 siga afectando. Quizás por ello, Italia haya fracasado en dos ocasiones como aspirante para ser sede de la Eurocopa. La única luz los últimos años la aportó el Inter. Si cae mañana en Múnich, donde debe remontar un 1-0 en contra, la debacle será perfecta.