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Los feriantes, olvidados en la crisis de la COVID-19
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Los feriantes, olvidados en la crisis de la COVID-19

martes 12 de mayo de 2020, 18:49h
La suspensión de los festejos en todos los distritos de la ciudad de Madrid, aprobada por el Ayuntamiento a finales de abril, pretende garantizar la salud de los madrileños y evitar la concentración de un grupo numeroso de personas en un mismo sitio. Ayuntamientos del resto de la Comunidad de Madrid se han sumado a esta medida, como es el caso de Móstoles, Leganés, Aranjuez y un largo etcétera. Sin embargo, hay un grupo de trabajadores y empresarios que se han visto afectados directamente.

Se trata del colectivo de feriantes, personas que viven de las fiestas y las ferias y que se han visto privadas de su actividad profesional justo cuando comenzaba su temporada alta, o para algunos, su única temporada de trabajo. Este colectivo denuncia la situación en que han quedado y se lamentan de que los ayuntamientos no se hayan puesto en contacto con ellos.

Los feriantes de la Comunidad de Madrid, un colectivo de más de 3.000 personas, han decidido unirse y crear la Asociación Cultural Unión de Feriantes Comunidad de Madrid (AUFCAM), para denunciar su situación y facilitar cualquier tipo de comunicación con los ayuntamientos.

Su presidente, Fernando Piqueras, denuncia que no están incluidos en ningún plan de desescalada. “Nadie nos ha dicho en qué fase de la desescalada entramos nosotros, nadie nos dice si entramos en alguna”, se queja.

“Más que nada pedimos que se reúnan técnicos de las administraciones públicas con técnicos nuestros”

Muchos de estos empresarios, a la falta de ingresos esta temporada, deben sumar el pago de préstamos que habían solicitado para costear el mantenimiento de su maquinaria y pagar algunos de los seguros y certificados técnicos necesarios.

“Al estar sin ingresos desde octubre, el resto del año nos vemos obligados a solicitar préstamos como cualquier otra empresa para pagar nuestros gastos fijos: seguros de responsabilidad civil, de actividad, los seguros de los vehículos, seguros de las atracciones…”, comenta el presidente de la AUFCAM.

Desde la asociación, piden reuniones con las administraciones, igual que están haciendo con otros empresarios. “Queremos saber cuál sería la salida”.

A esto se añade que el cese de actividad se justifica por el estado de alarma actual. Si no se aprobara una siguiente prórroga o si ya no fuera necesaria esa medida extraordinaria, el colectivo se vería de nuevo desamparado. “Necesitamos una prórroga al cese de actividad”, porque añade que “cuando acabe el estado de alarma seguiremos sin poder trabajar”, concluye Fernando Piqueras.

Eso, en el caso de que estuvieran dados de alta como autónomos cuando se decretó el estado de alarma. Sin embargo, hay un grupo numeroso de feriantes que no lo estaban. Uno de esos feriantes es Rocío Díaz, dueña de casetas multijuego con las que viaja por las distintas ferias de Madrid.

Su situación es extremadamente delicada. Ella, al igual que otros compañeros de profesión, al tratarse de una actividad estacional, se da de alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) exclusivamente los meses de abril a octubre. “Iba a darme de alta justo la semana en que se decretó el estado de alarma, lo tenía todo preparado con la gestoría, solo me faltaba eso”, comenta Rocío Díaz.

Al no estar dada de alta como autónoma cuando se decretó el estado de alarma, no ha podido acogerse a las ayudas que ha proporcionado el Gobierno central a los autónomos por cese de actividad empresarial. “Actualmente no me puedo acoger a ninguna ayuda, a pesar de que llevo 22 años haciendo esto y que no puedo trabajar aunque quiera”, se lamenta la feriante, que como la gran mayoría, regenta un negocio familiar al que se dedican también sus hijos y que ella heredó de sus padres y ellos de sus abuelos

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