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Cuento de Navidad

Cuento de Navidad

Un cuento de navidad escrito por una niña de 14 años, Macarena Cano Calderón

lunes 20 de enero de 2020, 21:32h

Cristina, cada año, el 24 de diciembre, miraba por la ventana de su cuarto. Quería conocer si venia alguien para adoptarla. Era una niña amable, simpática, pero tímida. Sin embargo, cuando la conocías bien era una niña maravillosa. Tenía los ojos marrones y el pelo de color castaño, era alta. Sobresalía entre las demás.

Como cada año, ella pedía por Navidad que alguien la adoptase, ya que llevaba huérfana desde los tres años, siempre venia alguien para acoger a una niña pero nunca a ella.

No tenía muchas amistades y cuando conseguía hacerse una amiga siempre la acogían al año, y se quedaba sola de nuevo.

Un año conoció a María, una niña simpática pero problemática. Se conocieron más o menos en verano. Hicieron buenas migas. Una año después ya estaban hasta las narices de estar metidas en ese colegio de niñas huérfanas. Planearon escaparse. Querian hacerlo acercándose a las fechas de Navidad, ya que todo el mundo estaba distraído comprando los regalos.

Lo planearon todo, hasta el último milímetro. Se acercaba el día. Cristina nunca lo había hecho, escaparse. Estaba ilusionada pero, a la vez, muy nerviosa. Hicieron un último repaso antes de la escapada.

Llego el día, ya estaba todo preparado y se dispusieron a salir del colegio. De repente, se escucho un ruido estrepitoso. Cristina se dio la vuelta inmediatamente y vio que María había tirado el cuadro de la directora. No sabían qué hacer. Por unos instantes se quedaron las dos calladas. Se escucho una luz encender. Las dos se asustaron mucho. Cristina le grito a Maria: ¡corre! Las dos empezaron a correr como si la vida les fuese en ello. De repente, Maria noto como una mano la cogía del brazo. Ella empezó a gritar, se dieron cuenta de que era la Directora. Cristina no sabía que hacer: ¿salir corriendo o quedarse, allí , con Maria? Unos instantes después Maria le dijo a Cristina: "Corre, vete y descubre mundo, que lo necesitas"

Cristina; sin pensárselo dos veces; salió corriendo, abrió la puerta y se fue. En el fondo sentía un frustración por haber dejado a su amiga Maria, ahí, sola. Pero siguió adelante.

Era la primera vez que salía sola del colegio. No conocía nada. Lo primero que intento hacer es buscar un sitio donde dormir. Un Motel barato o algo parecido. Tenía algo de dinero ahorrado

Encontró uno barato, poco acogedor, pero eso a ella no le importaba. Su objetivo era encontrar una familia. Ya era de noche. Cristina pidió algo para cenar y se fue a dormir. Tuvo una pesadilla en la que veía a su amiga María ser castigada horriblemente. Tuvo un remordimiento horroroso. Se despertó inmediatamente y no se pudo volver a dormir.

Llego el amanecer y se puso manos a la obra. Salió fuera a las calles de Madrid oscura y con espíritu navideño, no sabía donde estaba situada, así que decidió coger un autobús hasta su trayecto final. Se quedo dormida en el viaje. De repente, se sobresalta por un pitido de un coche. Mra por la ventana y ve la preciosa ciudad de Madrid. Después de un largo rato, Cristina escucha al conductor del autobús gritar: "Ultimo trayecto , por favor, bajen del autobús" Ella, antes de bajarse, le pregunto al conductor del autobús: "¿Dónde estamos? El conductor contestó que se encontraban en la Plaza de Castilla.

Cristina salió del autobús. Miro hacia arriba y vio de lejos esas torres inclinadas que parecían caerse una encima de la otra. Estaba impresionada. Decidió dirigirse hacia ellas para empezar su plan de buscar una nueva familia.

Al llegar allí se sentó en un bordillo de la calle esperando a que alguien se acercara y la llevara a su casa para pasar el resto de su vida con esa familia que buscaba. Al cabo de un rato vio que las cosas no iban a ser como ella esperaba. Estaba intentando idear un plan nuevo, pero no se le ocurría nada. Decidió ir a dar una vuelta para despejarse y conocer un poco más de la ciudad. Al cabo de un rato, le empezó a entrar el hambre. Decidió ir a algún restaurante a picar algo. Cuando abrió la cartera vio que solo le quedaba unos cinco euros. Estaba agobiada, no sabía qué hacer. Entonces, para relajarse, decidió ir a un Mc Donald’s a comprar algo. Después de terminar de comer pensó que podía pedir limosna ya que no tenía nada de dinero para volver al Motel, donde tenía mas.

Se puso delante de una tienda y la gente pasaba de ella. Se sentía ignorada, apartada por la sociedad, cuando apareció una persona y le hecho alguna calderilla en el bote de cristal que tenia, Cristina se entusiasmo, pero al ver que solo le habían echado veinte céntimos se le quito la alegría.

Pasaron así unas cinco horas y al ver que ya empezaba a anochecer, hizo un recuento del dinero que le habían dado. En total, había ochenta céntimos mas un euro que le había sobrado de la comida le daba un total de un euro con ochenta. Llego el autobús y ella pregunto hasta donde podía llegar con ese dinero, el conductor le dijo que hasta el Parque del Retiro. Ella acepto ya que pensaba que estaba cerca de su Motel.

Se subió al autobús y se volvió a quedar dormida. Después de un rato largo sintió la mano de alguien que le tocaba el brazo, era el conductor y la dijo: "Esta es tu parada , jovencita, la rogaría que se bajase del autobús" Cristina se levanto y se bajo. Vio mas o menos donde estaba y se dio cuenta de que no tenia nada que ver con el sitio donde se situaba su Motel. Tenia frio y miedo y se acurruco en una esquina de la puerta del Parque del Retiro. Se quedo esperando allí a que alguien la cogiera y la llevara a un lugar caliente.

Empezo a recordar a su amiga Maria: También recordó vagamente a su madre y de estar calentita la víspera de Navidad en el colegio. Se puso a llorar. Unos instantes después, noto la cálida mano de una señora de mediana edad tocarle la cara y decirla: "No llores que todo saldrá bien" Cristina levanto la mirada y vio a una señora bella, sin ninguna arruga ,con un niño pequeño de la mano. A continuación la señora le pregunto que donde estaban sus padres y Cristina le respondió que no tenia. Al oír esto el niño pequeño tiro de la mano de la madre y la pregunto que si Cristina se podía ir a casa a cenar con ellos y pasar la Navidad. La madre respondió que si Cristina lo deseaba, sí.

Cristina se sobresalto, pensó que por fin podría tener una madre y un hermanito, y acepto corriendo. Se la llevaron a su casa. Era modesta pero acogedora. Cristina se sintió como en casa. Alli fue donde paso el resto de las Navidades y el resto de su vida. Una vida humilde, pero envidiable.

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