Uno de los aspectos fundamentales es el de las labores de limpieza y desinfección de las instalaciones, con especial atención en las zonas de uso común (aulas, patios, baños) y superficies de contacto (pomos de puerta, mesas, teléfonos, muebles, perchas). Para ello, el personal de limpieza deberá aplicar las medidas establecidas por Sanidad, con pautas como la utilización de desinfectantes autorizados, los materiales que se deberán emplear, las normas concretas de actuación tras cada limpieza o sobre el desechado de los equipos de protección utilizados.
Estas reglas también se aplicarán en zonas privadas de trabajadores, como aseos, despachos o cocinas que, en caso de ser puestos de trabajo compartidos, deberán ser limpiados antes y después de cada uso, con especial hincapié en el mobiliario. Después de cada limpieza, los materiales y los equipos de protección empleados se desecharán de forma segura, y se realizarán tareas de ventilación periódica en las instalaciones, de manera diaria y por un espacio mínimo de cinco minutos.
La resolución incide además en aspectos como la circulación de personas y la distribución de espacios, que deberán modificarse cuando sea necesario, con el objetivo de garantizar el mantenimiento de las distancias de seguridad interpersonal. Asimismo, se limitará lo máximo posible el empleo y la circulación de documentos en papel, mientras que los lugares de atención al público dispondrán de medidas de separación entre trabajadores y usuarios. Los centros educativos serán los encargados de proveer a sus trabajadores del material de protección necesario para la realización de sus funciones.