El trabajo tiene la premisa de prevenir riesgos que puedan ocasionar la caída de alguna rama o de algún ejemplar y se ha fundamentado sobre tres factores básicos: la probabilidad de un fallo en el estado estructural, la relación entre el tamaño y la altura y la especie de que se trate.
Este estudio es el tercero de este porte que se realiza en el municipio y se suma a los anteriores llevados a cabo en 2014 y 2016. Tras esta última evaluación, la empresa consultora especializada informó al Ayuntamiento de la necesidad de talar 56 árboles por razones estrictamente de seguridad, debido al riesgo de fractura en sus ramas o en parte del tronco. Veremos en enero que dice el último estudio realizado.