El equipo de gobierno actual decidió acometer esta reforma de gran envergadura -que debería haber afrontado la Administración regional- con una inversión de 220.000 euros y resolver así los graves problemas de humedades que el colegio lleva años padeciendo.
La solución arquitectónica diseñada es construir una segunda cubierta ligera sobreelevada, creando una cámara de aire entre ambas que evite filtraciones y garantice la impermeabilidad.
La nueva cubierta está formada por paneles de chapa de acero, con una cara exterior prelacada, y un núcleo de espuma de poliuretano con franjas translúcidas sobre los actuales lucernarios. La evacuación de las aguas será por canalones intermedios a lo largo de todo el recubrimiento.
La vieja cubierta estaba construida a base de forjados con un pendiente del 8.75% y un diseño de lucernarios en forma de V, cóncavos y con los canalones en su vértice. Este diseño ha resultado poco funcional para la evacuación de las aguas ya que éstas prácticamente se metían en el edificio a cota muy inferior respecto de la cubierta.