La vida en la Champions sigue igual para Madrid y Barcelona, se complica un poco para el Valencia y se le pone cuesta arriba al Villarreal, que fue el peor parado del sorteo de la fase de grupos que se celebró en el Fórum Grimaldi. Una ceremonia que, si no llega a ser por el aporte de color de Puyol (compareció en bermudas y deportivas) hubiera sido lo de siempre. El capitán culé, que en las redes sociales cobró lo suyo por parte de compañeros y extraños, justificó su atuendo diciendo por twitter que "me he probado todos los trajes de casa y el que me sienta mejor es el que lleva el escudo del Barça".
Dejando a un lado la anécdota, el Madrid se vio sonreído por la fortuna. De hecho, su bola fue la primera en el sorteo. Suyo, el primer nombre que se pronunció en una ceremonia en la que llevaron el peso Figo y Breitner, dos ilustres ex del equipo blanco. Los de Mourinho tendrán un grupo revival. Se verán las caras con el Olympique de Lyon, al que exorcizaron hace un año tras diversas visitas a Gerland en las que los blancos las pasaron canutas; con el Ajax, histórico venido a menos con el que se enfrentaron en la liguilla pasada en el famoso partido de las tarjetas y con el Dinamo de Zagreb, que lo fiará todo al ambiente de su estadio. Muy poca gente apostará en contra de que los de Mou acaben primeros de grupo, con lo que su último encuentro, el 7 de noviembre en Amsterdam ( a tres días de recibir al Barça) se adivina puro trámite. Todo apunta a una autopista a los octavos.
El Barça tampoco puede quejarse. Aparte del morbo que da enfrentarse al Milán de Ibra, que volverá al Camp Nou a verse con el que él denomina el filósofo, BATE Borisov y el Viktoria Plzen checo no parecen tener opciones. La lucha con los actuales campeones como favoritos, estará en ver quién es primero y segundo.