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Un lamentable final mancha un partido enorme

Supercopa-. Barça 3-Real Madrid 2

Miércoles 04 de junio de 2014
La Supercopa fue un homenaje al fútbol hasta que Marcelo perdió los nervios. Messi fue el salvador del Barcelona al marcar el gol decisivo en el 87.

Antes de cualquier otra consideración y borrando el último minuto: lo de ayer fue un homenaje al fútbol que honra igual al Barcelona, digno campeón de la Supercopa, que al Real Madrid, fabuloso aspirante. Insisto: descontando el último minuto. Sin esa mancha que se extenderá peligrosamente, el encuentro reunió cuanto le pedimos a un partido de fútbol, cuanto cabe exigir a Madrid y Barça, los equipos más poderosos del planeta.

Dicho esto, que es de justicia, resulta imperdonable que Marcelo perdiera los nervios en el 93 y ensuciara la impecable imagen del Madrid hasta el momento. Su modo de perder no tuvo conexión con la eliminación de la Champions. El Madrid se marchaba sin Copa, pero con la cabeza alta, mejor durante muchos minutos, competitivo y valiente. La entrada de Marcelo a Cesc, bochornosa, provocó una tangana que involucró a futbolistas y camorristas habituales, y de la que salieron con roja Marcelo y Özil. Otra vez el Madrid como el malo de la película. Otra vez el Barça campeón y superhéroe. Olvidemos, si es que se puede olvidar, cuanto se apartó del fútbol. Centrémonos en el excelente partido, en la intensísima emoción que resolvió Messi a tres minutos del fi nal, con el segundo de sus goles, siempre Messi. Sí, se han reducido mucho las diferencias entre Madrid y Barça, pero queda él.

Antes, mucho antes, vivimos una primera parte muy similar a la del partido de ida. La presión del Madrid acogotó al Barcelona y le generó muchísimos problemas en la salida del balón. La novedad es que en esta ocasión, con los jugones sobre el campo, las salidas buenas solían ser muy buenas. Salvo ese detalle, el juego calcó los méritos de aquella primera parte en el Bernabéu. El Madrid era más fuerte, intenso y dominador. Con ese panorama, el Barça se adelantó sin arabescos ni rondos trenzados: le bastó que conectaran Messi e Iniesta. Uno inventó el pase, excelso, y el otro, solo frente a Casillas, marcó sonriendo. Los buenos son así, gente extraña. Más información en www.as.com


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