A veces es lo inesperado lo que sucede. "¡Que llega el presidente!", grita un nostálgico del régimen a un centenar de partidarios de mister Hosni Mubarak. El sonido del helicópteo en el que viaja el presidente sobrevuela el edificio donde será el juicio. Hosni Mubarak ya ha llegado a la Academia de Policía que llevó su nombre hasta el triunfo de la revolución, donde será juzgado.
La jornada ha empezado temprando en las afueras del barrio de Tagamo James, en el este de la capital egipcia. En el tercer día del mes de Ramadán, el sol golpea los rostros de los detractores de la revolución y de los defensores del cambio, mientras Mubarak era trasladado desde el aeropuerto. "Estoy muy triste. Es un día sin esperanza para Egipto", dice a ELMUNDO.es, Islam Badr, un farmaceéutio de 32 años que ha acudido esta mañana a apoyar al ex presidente egipcio. El viejo faraón, desalojado del poder en febrero, ha sido trasladado a primera hora del día desde el Hospital Internacional de Sharm el Sheikh, en la península del Sinaí, hasta las dependencias de la Academia de Policía. "Es una jornada maravillosa, un corrupto se enfrenta al juicio", señala a este diario Hayzam, un joven de 28 años que integra la comitiva de unos centenares de revolucionarios.
"¡Alahu Akbar! [Dios es grande]", gritan los defensores del cambio cuando una pantalla gigante instalada en los exteriores de la Academia difunde las primeras imágenes del helicóptero aterrizando. Suenan los tambores mientras una algarabía festiva, provista de banderas nacionales, reciben las instantáneas de la ambulancia con los zapatos en la mano en señal de repulsa al militar que gobernó el país durante tres décadas. "No creo que Mubarak sea sentenciado a muerte", agrega Hayzak.