TECNOLOGIA

Radares cada vez más camuflados y escondidos

El ayuntamiento los pone móviles junto a colegios

Miércoles 04 de junio de 2014
El ayuntamiento coloca radares móviles junto a colegios o polideportivos, ante el aumento de atropellos en estas zonas. Habrá que andarse con mucho cuidado.

Si un conductor pasa junto a una furgoneta perfectamente aparcada, quizá no se percate de que justo detrás hay apostados dos o más agentes de Tráfico del Ayuntamiento. Están listos para denunciar. Desde hace meses, los funcionarios han recibido órdenes de que los tres radares móviles que tienen estén a pleno funcionamiento. Un chirimbolo, una curva cerrada o una cuesta pronunciada son los lugares apropiados para guarecer el cinemómetro y cazar al automovilista que pise el acelerador más de la cuenta.
Entre los conductores ha funcionado el boca a boca y muchos, en especial los profesionales como los taxistas, conocen algunos puntos fijos de estos radares. La llegada de la calle de Méndez Álvaro a la estación de Atocha es un lugar habitual para estos cinemómetros. Igual ocurre en las proximidades de la plaza de toros de Las Ventas y la calle de Antonio Machado, según fuentes sindicales. Se trata, generalmente, de avenidas largas, en las que es difícil mantener los límites de velocidad por la presión del tráfico.

En algunas ocasiones, los agentes colocan señales azules que indican que en las proximidades hay un control de velocidad. En otras -las menos-, instalan el trípode justo al lado de la furgoneta de los agentes de Movilidad, rotulada y con las luces azules en el techo. En este caso, unos metros más adelante, hay unos compañeros a los que les notifican los vehículos infractores y los conductores son parados para tramitar la denuncia. Pero lo más habitual es que se escondan y que el automovilista no sepa hasta semanas después cuándo fue detectada la infracción. Solo se enterará cuando le llegue a su domicilio una carta certificada. El importe de las sanciones oscila entre los 100 y los 600 euros, a los que puede sumarse la pérdida de entre dos y seis puntos. Si se paga en el periodo voluntario y sin recurrir, el precio se reduce a la mitad.
La colocación de estos radares no tiene horario. Lo mismo se les puede ver a primera hora de la mañana en un punto que justo antes de que anochezca en cualquier otro lugar alejado. A veces, como ha comprobado este periódico, la distancia entre uno y otro no supera los 500 metros. Uno estaba en la avenida de Pablo Iglesias y otro, en la calle de Raimundo Fernández Villaverde. En el primero, sí se notificaban las denuncias, mientras que en el segundo los conductores permanecían ajenos a las infracciones.


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