Coincidiendo con la apertura del año escolar, el ayuntamiento de Alcobendas ha puesto en marcha una serie de medidas para tratar de disminuir en la medida de lo posible el colapso de coches que se produce en las entradas y salidas del distrito cuando arrancan y terminan los centros educativos.
Una de las iniciativas puestas en funcionamiento consiste en colocar distintivos a los coches que entran en el distrito para dejar a sus hijos en los colegios. La idea es no dejar atravesar determinadas vías de las urbanizaciones a todos aquellos automóviles que no luzca esta pegatina en el cristal delantero del coche, restringiendo el tráfico rodado en ciertas calles a residentes y personas que acuden a los diversos colegios, con el objetivo de disuadir a aquellos coches que sólo usan La Moraleja como ruta de paso. Este plan piloto se llevará a cabo durante al menos tres meses con el fin de poder extraer conclusiones y tomar la medidas oportunas.
Además, desde la concejalía de Tráfico se ha hecho un esfuerzo aumentando el número de agentes que regulan el tráfico en las zonas donde, a juicio, de la concejalía en cuestión, se producen más retenciones.
Hasta aquí las medidas tomadas. El problema surge a la hora de analizar los resultados. Desde que han empezado los colegios, el tráfico no mejora casi nada y se siguen organizando grandes retenciones de coches en manzanas del distrito, por las que cada día pasan miles de coches y se convierten en auténticas ratoneras.
Muchos colegios en la misma zona
El gran problema de tráfico que se genera por la actividad de los colegios se remonta a años ha, es decir, a los orígenes de la urbanización, cuando los dirigentes políticos de entonces decidieron señalar la famosa manzana de los colegios como zona escolar e instalar ahí más de quince colegios que acogen miles de alumnos y entre estos, la gran mayoría procede de fuera de las urbanizaciones colapsando unas vías y calles que no están preparadas para semejante aforo.