El término modernidad está unido indefectiblemente con la llamada sociedad del bienestar. Los seres humanos somos cada vez más conscientes de que cuidar nuestra salud es la mejor garantía para poder afrontar el frenético y diario ritmo de vida. Si la madre Naturaleza ha puesto en nuestras manos buena parte de los recursos necesarios para ello, nada mejor que aprovecharlos al máximo. Las viejas termas que antaño fueron testigo de los baños de celtas o romanos se han convertido en grandes balnearios mucho más sofisticados. Nuestro país cuenta con un amplio número de estos centros que constituyen una alternativa de primer orden en el tratamiento de múltiples patologías. Alejados del ruido y de la contaminación, y situados en verdaderos paraísos naturales, se convierten en centros de salud de descanso y ocio adaptados a las necesidades sociales actuales.
Balneario vs Spa
Un balneario o estación termal es un centro que dispone de aguas minero-medicinales declaradas de utilidad pública, de servicios médicos y de instalaciones adecuadas para llevar a cabo los tratamientos médicos que se prescriben. Tres características son las que hacen de los balnearios verdaderos centros de salud y bienestar, tres características que el usuario ha de tener el cuenta a la hora de elegir entre uno u otro centro. La calidad dependerá, por lo tanto, de la calidad de sus aguas minero-medicinales en relación con la patología a tratar. Los conocidos como balnearios urbanos o ‘spa’ utilizan el agua corriente del grifo con aditivos en sus tratamientos mientras que en los balnearios las aguas mineromedicinales son su principal elemento.
Salud y bienestar
Se reconocen los efectos beneficiosos de un elemento natural como es el agua que se convierte así en la principal protagonista. Su aplicación en el cuerpo, la hidroterapia, a diferente temperatura y presión provoca la activación de la circulación sanguínea, del metabolismo y del sistema nervioso. Todas las aguas termales son mineromedicinales y están indicadas, entre otras, en enfermedades digestivas, respiratorias, óseas o de la piel.
Nuestra piel es la encargada de absorber los minerales que posee y es nuestro cuerpo el que nota sus efectos. Baños, lodos, chorros o piscina provocan una acción vasodilatadora, y por ello una disminución del dolor. Además, dentro del agua nos podemos mover sin dificultad y sin esfuerzo. Los movimientos que realizamos contra resistencia son más lentos y menos lesivos. Los chorros de burbujas a presión masajean nuestros músculos y los barros termales disminuyen la inflamación en las articulaciones, y con ello el dolor.
En cualquier caso será el médico especialista quien prescriba el tratamiento adecuado en función de las características de cada paciente. Si optamos por someternos a una terapia en un balneario hemos de tener en cuenta que el tiempo recomendado mínimo para que los tratamientos resulten eficaces suele ser de dos semanas.
En ningún caso estos tratamientos sustituyen la medicación prescrita con anterioridad por el médico. Se trata de un tratamiento complementario al primero. No se obtiene la curación total de la enfermedad pero sí, en la gran mayoría de los casos, un alivio significativo de los síntomas que redundan en una mejora de la calidad de vida de los pacientes.
‘LA GARANTÍA Y CALIDAD SON INCUESTIONABLES’
Como afirma el Presidente de la Asociación Nacional de Balnearios (ANBAL), D. Miguel Mirones Díez."a los balnearios la crisis le ha afectado menos, aunque lógicamente le ha alcanzado. Lo que hemos percibido ha sido una variación en el comportamiento de nuestros clientes a la hora de realizar las reservas. Muchos de nuestros clientes han analizado ofertas de precios a la baja desde otros sectores, antes de decidir su visita al balneario, pero finalmente han optado por nuestros establecimientos por varios motivos, como son:
- Las aguas mineromedicinales, que son las únicas que tienen efectos positivos sobre el cuerpo.
- La garantía y calidad de servicio que ofrecen los balnearios es incuestionable."