Este proyecto no aparece de repente; es el resultado de muchos años insistiendo en que Alcobendas necesitaba un hospital propio, acorde con su tamaño, su población y su peso económico. Cuando se inició el diálogo con el PP para garantizar la gobernabilidad, dejamos claro que este era un punto irrenunciable. No se trataba de un titular político ni de una promesa electoral más: era una necesidad sanitaria urgente.
El acuerdo se construyó sobre una premisa muy simple: la salud de los vecinos está por encima de cualquier cálculo político. Trabajamos con equipos técnicos, analizamos ubicación, viabilidad y modelos, y llegamos a un compromiso sólido. Hoy el hospital ya forma parte del pacto de gobierno y está en fase de construcción real. Es un hito histórico para la ciudad, no un anuncio vacío.
En cuanto a beneficios, son enormes: atención sanitaria inmediata sin desplazarse a otros municipios, urgencias 24 horas, servicios de diagnóstico avanzados y un polo económico que generará empleo cualificado, servicios auxiliares e innovación tecnológica. No es solo un hospital: es un salto de nivel para Alcobendas.
Siempre defendimos que esa carretera era una cicatriz urbana. Separaba barrios y generaba ruido, contaminación y un flujo de tráfico incompatible con el modelo de ciudad que queremos. Durante mi periodo de alcalde logré adquirir la transmisión de las competencias de la comunidad de Madrid.
Los siguientes pasos eran diseñar el boulevard, y comenzar la obra. Vendrán nuevos retos, y se desarrollarán otros proyectos, pero es muy importante para los vecinos que se continúen los proyectos de otros gobiernos. Da igual quien se lleve los méritos, lo importante es que mañana, sean una realidad, porque así es como se ha construido Alcobendas, y mientras dependa de mí, se seguirá construyendo con acuerdos, con proyectos, con pasión y mirando a las personas.
El resultado es un boulevard moderno, verde y pensado para ser disfrutado. Habrá aceras amplias, carriles bici, zonas de sombra, áreas comerciales revitalizadas y un diseño que equilibra movilidad, sostenibilidad y estética urbana. Esto no es embellecimiento: es mejorar la calidad de vida, hacer crecer la actividad económica, facilitar la comunicación entre los barrios y crear espacios para uso y disfrute de los vecinos. Es un proyecto que nos alinea con las grandes ciudades europeas que han apostado por recuperar espacio público.
La Moraleja sufre un colapso diario, especialmente en horas escolares. Miles de vehículos intentando entrar y salir a la vez. Es un modelo insostenible que genera estrés, contaminación y problemas de seguridad vial.
Por eso, en mi mandado, propuse y sacamos algunas acciones, pero se necesitan más:
1. Autobuses colectivos para los colegios, sustituyendo decenas de coches por un solo vehículo.
2. Reordenación interna de movilidad, con itinerarios más eficientes, zonas seguras y menos tráfico en calles residenciales.
3. La apertura por La Carrascosa, una reivindicación que descongestionará la zona de manera inmediata.
En conjunto, estas actuaciones suponen un cambio estructural. Los vecinos tardan menos, hay menos atascos, más seguridad, menos emisiones y una urbanización más tranquila. Es un modelo moderno que mejora la vida diaria sin excusas.
La moraleja, a veces, se siente abandonada por las políticas de Alcobendas, por eso estoy muy pendiente de ella. Yo soy de aquí, mi familia vive aquí, mis hijos van aquí al colegio y sé lo que necesita.
Mucho. Alcobendas tiene una seguridad de excelencia, pero la seguridad es siempre una inversión necesaria. Siempre ha sido una prioridad para mí, primero como concejal de seguridad, luego como Alcalde, y ahora con el pacto de gobierno, he impulsado y apoyado la incorporación de nuevos agentes, modernizado vehículos y equipamiento, reorganizado de las herramientas disponibles para mayor eficiencia y creado unidades específicas de intervención rápida, delitos tecnológicos y convivencia.
Pero el gran cambio está en la tecnología: cámaras de videovigilancia en puntos estratégicos, sensores inteligentes, sistemas de alerta temprana y un centro de control capaz de coordinar a la Policía Local en tiempo real. Todo ello respetando la normativa de privacidad, pero maximizando la prevención y la capacidad de respuesta.
A esto se suma la mejora de la colaboración con Policía Nacional y Guardia Civil y programas de participación vecinal que están dando muy buenos resultados. La seguridad no es solo “más policía”: es planificación, tecnología y comunidad.
Porque ya no bastaban campañas ni carteles. Los excrementos caninos eran una queja continua de los vecinos, un problema de higiene y de convivencia. La mayoría de dueños son responsables; una minoría no. Y esa minoría estaba perjudicando a toda la ciudad.
El ADN canino permite identificar al propietario de forma inequívoca cuando se detecta un excremento sin recoger. Es un sistema justo: quien cumple, no tiene nada que temer. Además, se ha implantado en otras ciudades con procedimientos sencillos y una acogida muy positiva.
Porque sin una base económica sólida, los proyectos se quedan en anuncios. Nosotros no queríamos humo, queríamos obras. Y eso exige rigor, previsión y un control férreo del gasto.
Todo lo demás son parches, y los parches solo tienen una razón de ser “salir del paso” no quiero opinar a nivel nacional porque no es mi campo de acción. Pero la diferencia es sencilla. Tener ropa rota llena de remaches, o comprar a los mejores modistas. Cada uno que elija como prefiere vivir.
Hemos optimizado contratos, eliminado duplicidades, modernizado la administración, impulsado presupuestos basados en resultados y planificado inversiones a varios años vista. Esto nos permite financiar grandes proyectos como el hospital o el boulevard sin poner en riesgo servicios sociales, cultura, deporte o ayudas familiares.
La estabilidad presupuestaria es la garantía de que Alcobendas puede crecer sin hipotecar su futuro.
Mucho. Además del hospital, la prevención es una inversión imprescindible cuando hablamos de salvar vidas. Siempre he tenido claro que la salud es una prioridad, por eso, impulsé la importancia de convertir Alcobendas en una ciudad verdaderamente cardio-protegida.
Hoy se están instalando desfibriladores en espacios públicos, centros deportivos, edificios municipales, colegios y zonas de gran afluencia. Además, de por supuesto renovar los equipos de emergencias y dar formación a todo el personal municipal.
A esto se suma la colaboración con los servicios sanitarios regionales, Protección Civil y asociaciones especializadas. Ser una ciudad cardioprotegida no es solo instalar equipos: es planificación, formación y comunidad.
Que todo esto se está haciendo por ellos y para ellos. Que el hospital, el boulevard, la movilidad, la seguridad y la limpieza no son promesas: son realidades en marcha que transformarán Alcobendas durante décadas.
Sé que la política útil, a veces se pierde entre tanto ruido inútil y enfrentamientos egocéntricos, pero me da igual, estaré aquí mientras los vecinos me elijan y después me iré. Este es el camino que hemos elegido desde Futuro Alcobendas Ciudadanos, por el que entré en política y el que elijo cada mañana.