“Nos han dicho que tenemos que leer bien las etiquetas”, explica Valeria, alumna de cuarto de Primaria del CEIP Gabriel y Galán. Junto con su compañera Nerea, están haciendo la compra en el supermercado itinerante y realizando las tareas requeridas en la cartilla que tienen que rellenar. “Hay que ver la caducidad, si son ecológicos, si tienen gluten, si tienen lactosa, si el envase es de plástico...”. Otra cosa que aprenden en el taller es alimentación saludable. “Nos enseñan la pirámide de la alimentación: lo que hay que comer de vez en cuando, alguna vez a la semana o cada día”, dice Oliver.
En otro de los apartados del taller, los alumnos aprenden las claves y los significados del etiquetado de productos peligrosos: si son corrosivos, tóxicos, inflamables, perjudiciales con el medio ambiente; si producen irritación cutánea… “Resulta –dice Astrid– que en estos productos tan peligrosos utilizan símbolos, dibujos, y no palabras, para que puedan entenderse en todas partes del mundo; da igual el idioma que hables”.
Dependiendo de la edad, los talleres son diferentes. Así, los alumnos mayores reciben educación financiera (uso y manejo de los distintos tipos de tarjetas bancarias o cómo abrir una cuenta en un banco). También aprenden a defenderse de las técnicas de venta agresivas, a no dejarse llevar por las modas o a usar de forma responsable las redes sociales y las nuevas tecnologías.
Cómo divertirse responsablemente es otra de las enseñanzas que reciben estos alumnos, o a reclamar sus derechos como consumidores cuando, por ejemplo, les suspenden un concierto o les alojan en un hotel diferente al contratado en un viaje.