El policía, que se encontraba junto a su hijo en un parque, empezó a escuchar gritos y sollozos de una mujer por lo que acudió en su auxilio. Cuando se acercó comprobó que esta tenía a un niño pequeño en brazos, el cual se encontraba inconsciente, no respondiendo a ningún estímulo.
Tras comprobar que el menor no tenia respiración, el policía empezó a realizarle la maniobra de Heimlich, hasta que el menor empezó a llorar. Acto seguido entregó el menor a la madre, quien posteriormente le informó que su hijo se había caído de uno de los columpios y al ir a socorrerle comprobó que el niño no reaccionaba, agradeciendo la labor realizada por el policía y acudiendo a un centro de salud cercano para que examinasen al niño.