Resultó ser -en su argumento de sublime videncia-, que ya barruntaban que vendría una crisis, que Isabel Díaz Ayuso se revelaría como la gran líder regional que plantaría cara al traidor Pedro Sánchez y que la Fiscalía de la sicario Carmen Calvo pediría la imputación de “un alto cargo del gobierno de Ayuso”… año y medio después de su pacto contra natura.
Siempre digno Vinuesa, aguantó el envite indecente y dejó su cargo por nobleza; la misma que en apenas tres meses restituyó la Audiencia Nacional afeando a las fiscales la impropia actuación… y evidenciando el contenido falso de la falsa videncia.
Pero como yo pienso bien, líbreme Dios de lo contrario, -inconscientes, ingenuos, manipulados- se dejaron tentar por un hábil PSOE de izquierdas y posaron en el retrato de unas cuentas pactadas entre aquellos y el Podemos de ultraizquierda… que les lleva a ningún sitio y a la nada a Alcobendas.
Todo lo que huele a centro-derecha es abortado por el socio grande -el de izquierda, el de ultraizquierda-. Y se maniata a los seguro bien intencionados responsables de Ciudadanos, que soto voce apoyan las propuestas populares y las ayudas a empresas, a comercio y a hostelería, pero que el PSOE aborta. Nada de capitalista libre mercado, por más que haga Ciudad y emplee.
Maniatados, amordazados en distritos, en nuestros barrios, urbanizaciones y viviendas; prometiendo pagos a Entidades, asfaltados, inversiones que tarde o nunca llegan.
“Que se la coma Ciudadanos”, carcajada que no reprime el socio grande de izquierda, que primero les dicen que prometan y después se la enmiendan.
Por Alcobendas, por nuestros vecinos, por nuestros distritos y nuestras empresas, se impone la necesidad de un cambio. Y porque sigo pensando bien, nuestra mano sigue abierta.
Por la leche derramada no se llora, pero se aparta del fuego.