La capilla de Las Esclavas es uno de las emblemas de La Moraleja y, salvo para las monjas que recibieron el regalo del Conde de los Gaitanes, no hay vecino de nuestra zona quién no considere un ataque a la historia de La Moraleja su derrumbe.
Las monjas han recurrido todas las intenciones de poder conservar este histórico edificio ¿Por qué? Sólo hay una explicación y esta es el poderoso caballero.....
Un pellizco de 5 millones de euros se van a llevar y evidentemente, que den misa o no, que sea un servicio demandado por los vecinos o no, a ellas les da igual.
Es el mundo al revés, pues deberían ser las monjas las que velarán por mantener la iglesia y su uso. Pero no. Ellas han peleado desde el principio por tirarla.
Ya vendieron por una millonada a Juan Luis Cabrían las parcelas que faltan. Y en el banco de turno, lo damos por seguro, saltarían de alegría cuando aparecían las señoras monjas.
Hace tiempo nos llegó a la redacción un burofax de uno de los mejores despachos de abogados de España para que rectificásemos una información. La tarifa de estos leguleyos se la pueden imaginar. Pero no hay que ser un lumbreras para saber cómo la podían pagar.
Me cuenta un buen amigo que esta simpática Congregación de monjas ha realizado una operación parecida con una parcela situada en los lindes del Soto y el Arroyo de la Vega.
Es increíble que sigamos sin tener un comunicado de agradecimiento a los vecinos por lo bien que las hemos tratado y aquí se han sentido. Vinieron de gratis y se van con más de 10 millones de euros si sumamos las dos ventas. Vaya pelotazo. No puedo más que preguntarme ¿Qué van a hacer con el dinero? Seguramente comprar suelo. Lo digo con ironía, o no, por su soprendente faceta acreditada de tiburones inmobiliarios.
Opinión de Juan Ussía/Redactor Jefe de La Tribuna
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