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Violencia, sexo, alcohol y revolución: la genial novela negra que la inspiró

The Wire, la serie más vista

The Wire, la serie más vista

James Crumley es el autor de 'El último beso', que reedita ahora Salamandra y que es un retrato del mundo cambiante, post hippie, que llevaría a la era Reagan de los ochenta

lunes 15 de junio de 2020, 10:56h
Los buenos tiempos son en realidad tiempos difíciles, pero no conozco otros", dice el detective Sughrue con toda la melancolía que suele generar una buena ingesta de alcohol. Dice el detective Sughrue con toda la melancolía que suele generar una buena ingesta de alcohol.

Antiguo soldado durante la guerra del Vietnam, su oficio ahora es algo distinto: buscar a personajes desaparecidos, desde escritores de bestsellers a actrices porno. Su radio acción: la California post hippie de finales de los setenta. Su creador: James Crumley, escritor de novela negra hoy considerado de culto, pero que en vida apenas fue reconocido. La historia: 'El último beso', publicada ahora por Salamandra tras la edición hace casi una década -junto a otro de sus títulos, 'El pato mexicano'- por RBA.
El prestigio: está considerada como la gran cuadratura del círculo de la novela negra. Sin ella hay algo obvio: hoy no existirían series como 'The Wire' ni escritores como David Simon, Dennis Lehane o George Pelecanos. Siempre hay un paciente cero. 'No hay bestia tan feroz', de Edward Bunker, contiene todas las características de este tipo de novela negra: la ternura, la melancolía, las obscenidades, el sexo, la violencia, el resentimiento de la clase obrera y el amor profundo.


Porque lo que relata siempre Crumley, a quien debió afectarle bastante la guerra de Vietnam es un mundo triste post Vietnam, post verano del amor, post drogas recreativas; un mundo cambiante, donde todavía quedaba algo de la vieja comuna de los sesenta, pero que daría a luz a la era de Reagan y los yuppies y el capitalismo ochentero que nos llevaría directamente, subiendo por la montaña rusa del optimismo, hacia la debacle de 2010. De ahí que el agente McNulty de 'The Wire' o los Patrick Kenzie y Angela Gennaro de Lehane combinen tan bien con los universos crepusculares de Crumley.


Los autores supieron ver que este escritor, que nunca se llevó un gran premio literario, recreaba un mundo en decadencia y tan apocalíptico como el que salió después del crack de Lehman Brothers y demás bancarrotas.
La escena con la que se abre 'El último beso', que era su tercera novela y la primera del detective Sughrue, presenta a uno de los mejores personajes de una novela negra: el perro borracho Fireball. El detective se encuentra en California buscando a Abraham Treahearne, un escritor de bestsellers famoso, por encargo de su ex mujer. Sí, Crumley es capaz de sacar a pasear todos los topicazos de la novela negra estadounidense sin que chirríen. A contrario, les da una enorme capa de modernidad quizá por la ironía con la que están narrados.


El relato se inicia con una de las mejores frases de una novela negra: “Cuando finalmente me encontré con Abraham Trahearne, estaba bebiendo cerveza con un bulldog alcohólico llamado Fireball Roberts en un antro destartalado a las afueras de Sonoma, California, apurando hasta la última gota de una hermosa tarde de primavera”, según la traducción de Enrique de Hériz, y que tal y como confesó Crumley alguna vez, le costó ocho años dar con ella.

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