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Articulo de opinión de Jorge del Corral ("Periodista digital")

Dos mujeres, un anverso y un reverso

Dos mujeres, un anverso y un reverso
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Una digna y libre: Ana Oramas. Otra indigna y servil: Meritxell Batet

viernes 10 de enero de 2020, 09:59h

En el debate de investidura de Pedro Sánchez Pérez-Castejón, Ana Oramas González-Moro fue la cara de la dignidad nacional; la del respeto a la Constitución y a los sentimientos de millones de españolas y españoles. El reverso, la cara de la indignidad y la ignominia, fue la de la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet Lamaña, mintiendo pública y arteramente, ¡en la sede de la soberanía nacional!, al afirmar que los acuerdos de Gobierno entre ERC y el PSOE/PSC de Sánchez eran públicos y se conocían, y lo remató al día siguiente permitiendo impertérrita, sin aplicar el Reglamento, que otra mujer, Mertxe Aizpurua Arzallus, diputada de Euskal Herria Bildu, el partido continuador del brazo político de ETA, escupiese con sus palabras sobre la Constitución, denigrase al Rey, humillase a las víctimas asesinadas por ETA y calificase de “fraude” el entero sistema constitucional. Dos mujeres, dos mundos, un anverso y un reverso: una digna y libre, otra indigna y servil.

En el anverso, el discurso de Ana Oramas fue claro, cristalino como el agua pura, valiente como solo puede hacerlo una mujer libre: “Esta diputada, esté o no esté en su partido (Coalición Canaria), seguirá apoyando a este país y las cosas que sean buenas para los ciudadanos”. Y sostuvo hasta el final su NO a la investidura de Pedro Sánchez Pérez-Castejón, aceptando las consecuencias partidistas de su noble acto. Por no acatar la decisión de su partido, que había acordado la abstención, Oramas puede ser expulsada de Coalición Canaria, pero nunca lo será del corazón de decenas de millones de españoles constitucionalistas que están horrorizados ante la coalición de formaciones secesionistas que apoyan o integran el reciente Gobierno de España.

En el reverso, la mentira como instrumento político y la actitud cobarde y lacaya de la Presidenta del Congreso, Meritxell Batet Lamaña, ante el parlamento de la pro etarra Aizpurua Arzallus, que definió a España como un Estado “en el que existe una cultura muy enraizada de aplicar recetas autoritarias a los problemas políticos”, señaló el discurso del Rey Felipe VI el 3 de octubre de 2017, tras la declaración ilegal de independencia de Cataluña, como “una de sus expresiones más evidentes” y ensalzó a su compinche y jefe Arnaldo Otegui, terrorista convicto y confeso de ETA. Y a toda esta sarta de mentiras Batet Lamaña no contestó con la aplicación del artículo 103 del Reglamento sino que las protegió con iniquidad bajo el manto de la “libertad de expresión” y el ejercicio del “pluralismo político”.

Y para rematar la indignidad, en su turno de réplica como candidato a la investidura Sánchez Pérez-Castejón no respondió a ninguna de las acusaciones de Aizpurua Arzallus, no amparó al Rey, no defendió la Transición y cargó contra el “reaccionismo” y el “valladar” del PP, sin cuestionar ninguna de las afirmaciones que hizo la representante de Euskal Herría Bildu, condenada en 1984 a un año de cárcel por apología del terrorismo.

Y siguiendo con el protagonismo indiscutible que tuvieron las mujeres en la sesión de investidura de Sánchez Pérez-Castejón que acabó con su elección por 167 votos a favor, 165 en contra y 18 abstenciones, merece también lugar de honor la intervención de la diputada de ERC Montserrat Bassa Coll, hermana de Dolors Bassa Coll, ex consejera de Trabajo, Asuntos Sociales y Familia de la Generalitat de Cataluña, condenada en firme a 12 años de cárcel por delitos de sedición y malversación, para quien “le importa un comino la gobernabilidad de España”, “los jueces y ustedes (Vox, PP y Ciudadanos) son verdugos porque está en sus manos hacer y cambiar las leyes” y porque ve a su hermana (en la prisión de Puig de les Basses -Figueras-) a través de un “puto cristal”.

Cuatro mujeres de armas tomar. Pero yo, sin dudarlo, me quedo con la primera: Ana Oramas González-Moro.
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