Medidas confiscatorias de la ¿DGT?

Desde hace muchos años, tengo la sensación de que no se puede tener coche en este país. Me argumento para tener semejante reflexión en la de impuestos y pocas ventajas que tenemos al ponernos delante del volante de un vehículo. Además, en esta crítica tenemos que añadir que muchas carreteras parecen de la época de “cuéntame” y circular por ellas supone jugarte la vida, entre otras cosas. En él glosario de quejas, también debemos añadir a los radares colocados a golpe y porrazo y que, desde mi punto de vista, solo están para seguir cobrando dinero, dejando de la que debería ser su prioridad: Mejorar la seguridad vial y por ende, las carreteras y vías de circunvalación.

Además de, no puedo evitar enfadarme cuando veo o escucho a la directora general de tráfico asustándonos con la colocación de unos “supuestos” nuevos radares inteligentes que no van a permitir circular si uno no lleva el coche impoluto en los términos diferentes a la documentación administrativa. Es decir, ITV En regla, impuesto de circulación en funcionamiento y demás menesteres. Pero claro, no es lógico semejante pulcritud la que se pide a los conductores si la comparamos con el mal estado que presentan la gran mayoría de carreteras secundarias. Esta situación no es baladí pues es donde más muertes se producen cada año. Solo en 2014 han fallecido en nuestras carreteras más de 1.000 personas y no es comprensible que está escandalosa cifra de muertos al volante siga siendo la que es, por mucho que las autoridades ahora digan que al ser menor que años anteriores es una buena noticia. Para mí, ni muchísimo menos. Es una vergüenza.

Ante semejante retahíla de medidas sancionadoras, los conductores sufrimos una sensación de asfixia que ya les vaticinó que el siguiente paso que dará la DGT será poner una tarjeta de pago cuando matriculemos el vehículo en tráfico y de esta guisa, tendrán manga ancha para pasarnos las miles de multas mediante la excusa de no malgastar papel. Les aviso antes de que pase para que no se sorprendan.

Y claro, el final de toda esta mala película de serie b provocará que solo tendrá vehículo la gente adinerada que pueda sostener al estado con sus impuestos y multas.

En el siguiente artículo trataré la incoherencia que existe en las normas circulatorias y los vehículos de gran cilindrada que se venden a los conductores. No tiene sentido común que un coche tenga 300 caballos y la máxima velocidad a la que se puede circular en este país es de 140 kilómetros hora. Los coches modernos no son los de antaño y cada vez son más potentes. Y claro, esto contrasta con que la velocidad de las carreteras son las mismas que hace 40 años ¿Lo ven normal?